Opinión

ALGO MAS QUE SALUD

ALGO MAS QUE SALUD

Somos los demás

 

Eran las 4:00 de la tarde de domingo, descendíamos de Jarabacoa donde acabábamos de pasar un fresco fin de semana, y vi una escena que me llenó de impotencia y tristeza: Un señor de unos 70 años, con una pierna menos en una silla de ruedas, pedía limosna en la rotonda a la salida de Jarabacoa, una joven con evidentes visos de discapacidad era quien le recogía las dádivas porque él estaba en la glorieta de la rotonda; estaban a pleno sol, el calor era infernal.

Mientras estuvimos en Jarabacoa las temperaturas nunca subieron a 26, pero mi pareja conversó con una amiga en la capital y ésta le aseguró que el día anterior estaba en 36. Ese día asistí al entierro de la madre de una hermana en los afectos a Moca y en la Iglesia del cementerio, sentí que me estaba quemando, al final de la misa llevé a mi hermana a Santiago y allí el calor era más tenaz, serían las dos de la tarde.

Aquel señor y “su asistente”, por muy buena que fuese la caridad de los que por allí pasarán, estaban expuestos a una insolación y al final de la jornada su colecta probablemente sería una miseria que no serviría más que para la subsistencia de ese día, y planificar volver el siguiente fin de semana a bañarse de sol para recolectar lo necesario para seguir sobreviviendo, mientras queda en el olvido las pensiones de sobrevivencia contempladas en la Ley 87-01 y nos topamos día a día con las muestras desbordadas de opulencia de una dirigencia política que nos asegura que por muchas marchas verdes que se hagan, esas odiosas diferencias seguirán y que lo único que nos queda es tratar de protegernos para no caer en las circunstancias del caballero y la joven discapacitada que parecía ser su hija.

Mi esposa vio la escena y se percató de las lágrimas que recorrieron mis mejillas y guardó silencio, mientras me prometía compartir la imagen con ustedes aquí, en “algo más que salud”.

El Nacional

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