Opinión

Armas de fuego y feminicidios

Armas  de fuego y feminicidios

El proyecto de ley de armas sometido a la Cámara de Diputados y Diputadas, por Ito Bisonó, nos sorprende y nos conmueve, en momentos en que la violencia delincuencial se acrecienta, revelándonos que la población está más armada de la cuenta. El alto porcentaje de crímenes por arma de fuego, lo demuestra.

Para quienes estamos alerta a las causas y consecuencias de la violencia basada en el género contra las mujeres, es inadmisible que el proyecto de marras mantenga un enfoque tan ciego al género que ignore la media de 200 dominicanas al año, asesinadas por ser mujeres, la mayoría con armas de fuego, por un buen porcentaje de portadores legales de ellas.

En realidad, lo bueno de pensar es que existieran legisladores y legisladoras que propusieran leyes de desarme total de la población civil, lo que evitaría muertes ciudadanas y entre ellas, un buen número de mujeres que sufren maltrato y violencia, que terminan siempre trágicamente.

La propuesta de ley de armas, además, no diferencia bien el porte y la tenencia, ni establece limitaciones para ambas categorías, cuando debería restringir el uso en personas con historial, al menos registrado, de masculinos violentos contra las mujeres, porque sabido es y demostrado está, que con un arma, un agresor resuelve matando a mujeres y también, a menores a cargo para castigarlas.

Además, permitiría carabinas y fusiles desde el calibre 0.117 para uso civil, y teniendo en cuenta que dentro de esta categoría entran los fusiles tipo M-16 y AKA-47, considerados armas de guerra para uso exclusivo de ejércitos, entrarían a los hogares sofisticados armamentos que aumentarían el riesgo de muchos entornos familiares.

En último caso, el proyecto de ley, debiera mantener una perspectiva de desarme transversal en su extensión, determinando que el propio Estado asuma la responsabilidad de incluir en sus acciones y políticas, al menos dos campañas de desarme por año, que desmotiven el uso de armas de fuego.

Tenemos una cultura machista y violenta, en la que tener un arma, es el sueño de todo varón desde que empieza a crecer y de hecho, son muchos los que, lo primero que consiguen en cuanto tienen dinero, es un arma que suelen exhibir con orgullo de ¨verdadero hombre¨ y con la que resuelven cualquier contienda, del tipo que sea.

Frente a una ciudadanía asustada como la que vivimos hoy en nuestro país, por la acelerada carrera de la descomposición que tenemos, lo que menos necesitamos es una población armada -aún como ya estamos peligrosa- que responda a cualquier impasse a balazos.

El Nacional

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