Opinión

Arroz

Arroz

En el año 2025 quedarán abiertas las puertas para la importación de arroz libre de arancel procedente de Estados Unidos y Centroamérica, en virtud del Tratado de Libre Comercio DR- Cafta, lo que colocaría en difícil situación a ese sector estratégico de la economía.

De hecho, la cuota de importación del cereal en el marco de ese acuerdo comercial se incrementa cada año, hasta liberarse por completo del arancel, pero como la planificación es aquí un bien escaso, hay que advertir desde ahora la magnitud del desastre que se produciría en dos lustros.

El Banco de Reservas dispuso de una cartera de crédito de seis mil millones de pesos para financiar la cosecha de arroz 2017-2018, que ascenderá a unos 11 millones de quintales, equivalente al 95% de la demanda de consumo de la población y de los turistas.

Ese financiamiento, cuyo interés de un 9.5% cubre el Gobierno a través del Ministerio de Agricultura, garantiza el almacenaje y curetaje de la cosecha de primavera del cereal y asegura adecuados precios de sustentación tanto para el consumidor como para productor y molinero.

El arroz es un alimento esencial para la población que lo consume diariamente, tanto así que su disponibilidad debe alcanzar para ser exportado hacia Haití y suplir demanda de más de cinco millones de visitantes no residentes.

El cultivo y procesamiento del arroz genera unos 250 mil empleos directos e indirectos y moviliza otros negocios relacionados con la producción de fertilizantes, semillas, pesticidas y las importaciones de maquinarias, por lo que puede decirse que es un rubro estratégico, que produce uno de cada cuatro pesos que genera la agropecuaria.

Se ha dicho que el costo de producción del cereal aquí se acerca al de Estados Unidos y Centroamérica, pero se admite que se requiere aún nivelar más de 500 mil tareas, del millón 700 mil dedicadas al cultivo, así como mejorar la calidad y productividad de las semillas, aunque sería difícil competir con productores estadounidenses que disponen de subsidios directos en violación a lo que dispone la Organización Mundial de Comercio (OMC).

¿Qué ocurriría a nivel de la economía y la gobernanza, si por no poder competir con el arroz importado desde Estados Unidos, se desploma la industria arrocera nacional? Gobierno y productores disponen todavía de ocho años para pensarlo.

El Nacional

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