Administrando el dinero del otro
Hay gente que no quiere entender que República Dominicana es una de las naciones de mayor dinamismo económico, y que cuenta con un conglomerado social de amplio consumo, que es lo que da pie a que tantos shows con artistas internacionales se presenten en el país, y que las primeras localidades que se venden sean las más caras.

Se refleja no sólo en ese hecho, sino también en el detalle de los automóviles de lujo, muy costosos, que circulan por nuestras calles.

Gente de otros países que vienen aquí se sorprenden del parque vehicular que hay en el tránsito, diferente al de su país de origen, con las calles llenas de carros utilitarios que allí se ensamblan.

Por todo esto me parece un atrevimiento y una falta de respeto el pedir que se investigue a toda la gente que pagó 47 mil pesos por una boleta para ver el show de Jennifer en el anfiteatro de Altos de Chavón.

Es un prejuicio inaceptable que denota la desubicación, la maldad, la envidia y la frustración de quien así se expresa tratando de enladar la reputación de mucha gente honorable que vimos en el “front stage” del anfiteatro de Altos de Chavón.

Igual ocurre con aquellos quieren administrarle el dinero al otro, pregonando que en vez de gastar esa suma viendo un show, deberían destinarla para ir en ayuda de los pobres.

Cualquiera que los oye hablando así, los compra.

Son los mismos que se mudan del barrio, si se sacan el premio del loto, o no reciben a los amigos y familiares pobres cuando llegan a un alto cargo público.