Opinión

Así es la vida

Así es la vida

Un informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) revela que en República Dominicana la tasa de participación laboral de los inmigrantes es significativamente mayor que la de los nativos y que, por tanto, hay más desempleados dominicanos (7.1%) que extranjeros (6.1%).

En la actividad laboral, el 52% ciento corresponde a dominicanos mayores de 15 años, y el 64.1% a mano de obra foránea, un dato que colisiona con la infame acusación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de que aquí se ejerce discriminación racial, apatridia y xenofobia.

Otras naciones de América del Sur y Centroamérica donde los inmigrantes representan mayoría en el mercado laboral, reciben flujos migratorios de varios países del continente, mientras que Haití representa la principal cantera de mano de obra foránea en República Dominicana.

En Chile, Costa Rica, Ecuador, Panamá y Uruguay, entre otras naciones, los flujos migratorios son antiguos, pero en declive, mientras que los asentamientos haitianos aquí crecen de manera continua, sin posibilidad de disminución o envejecimiento.

Otro factor adverso de la inmigración en Dominicana lo representa el bajo nivel educativo de los extranjeros (60.6%), el más alto en América Latina, en tanto que la población estudiantil es de apenas un 22% de la población foránea.

El estudio de la CEPAL no refiere estadísticas sobre la inversión en proporción al Producto Interno Bruto (PIB) del Estado para atender demandas o requerimientos de esa masa de inmigrantes en los ámbitos de salud, vivienda, transporte, alimentación y educación.

Se admite que esa enorme población laboral contribuye al crecimiento del PIB, pero es obvio que la economía dominicana no alcanza para asimilar un continuo y elevado flujo migratorio procedente principalmente desde el otro lado de la frontera terrestre.

Mientras en el extranjero se mercadea la infamia de que República Dominicana es cuna en América de la discriminación racial, xenofobia y apatridia, un informe de la CEPAL revela que la tasa de participación laboral de los inmigrantes es mucho mayor que la de los nativos. Así es la vida.

El Nacional

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