Cuando Trujillo se resignó al rompimiento definitivo de las relaciones diplomáticas y comerciales entre Estados Unidos y República Dominicana, como consecuencia de las sanciones impuestas por la Organización de Estados Americanos (OEA), el dictador puso en marcha un plan de acciones dirigidas a hostilizar al Gobierno norteamericano.
Simultáneamente con este plan, el jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), Johnny Abbes García, continuaba en su labor de acercamiento a los países socialistas de Europa para restablecer una relación afectiva de intercambio comercial.
En esta nueva estrategia el dictador sacó a relucir que el gobernador de Puerto Rico, Luis Muñoz Marín, había albergado a cientos de antitrujillistas, entre los que se destacaban los Ortiz Arzeno, los Cuello, algunos Díaz, parientes del general Juan Tomás y otros que mantenían una propaganda constante contra su regímen.
El generalísimo entendía que hacia una doble jugada, pues mortificaba a los norteamericanos y al mismo tiempo a sus enemigos exiliados en la isla.
El Jefe ordenó al Congreso Nacional aprobar una resolución donde solicitó a las autoridades de Puerto Rico y de Estados Unidos de Norteamérica la excarcelación inmediata y el indulto incondicional del patriota puertorriqueño Pedro Albizu Campos.
Firmaron el documento José Ramón Rodríguez, presidente de la Cámara de Diputados, y los secretarios Opinio Alvarez Mainardi y Luis Ruiz Monteagudo. El ordinal 2 de la resolución, que tiene fecha 11 de febrero de 1960, expresa recomendar al Poder Ejecutivo que en caso de que continúe la actual prisión del líder puertorriqueño, estudie la posibilidad de someter el caso a la OEA, para su conocimiento y consideración de ese organismo de la solidaridad americana.
Contrario a lo que esperaba el dictador y sus colaboradores, la indicada resolución fue motivo de burlas en los sectores que pretendía hostilizar.
No faltó quien propusiera que, en justa reciprocidad, el pueblo de Puerto Rico debía pedirle al pueblo dominicano que encarcelara a Trujillo.
Cuando al gobernador Muñoz Marín le hablaron del contenido de la resolución del Congreso Nacional dominicano expresó: Aquí no hay presos políticos Hay unos políticos que están presos.
A continuación la resolución aprobada a instancias de Trujillo: Considerando: Que el Dr. Pedro Albizu Campos, jurista, escritor, educador y patriota de relevante prestigio en el mundo hispanoamericano, por su devota consagración a la causa de la independencia nacional de Puerto Rico, por su cálida defensa del ideal panamericano y por sus grandes servicios a los principios de la libertad, justicia y solidaridad de nuestros pueblos, es acreedor a la más alta estimación publica.
Considerando: Que en razón de su militante apostolado a favor de la liberación política de su patria, única en el conglomerado americano de formación hispánica que no disfruta aun de la soberanía nacional, fue condenado por Cortes Federales de los Estados Unidos, a una larga condena de prisión, que extinguió en la Penitenciaría de Atlanta, con grave menoscabo de su salud.
Considerando: Que agotada esa condena, al reintegrarse a su tierra, víctima aún del irredentismo, envejecido y enfermo, en ocasión de un levantamiento armado a favor de la independencia, fue procesado y encarcelado nuevamente por el gobierno colonial que funciona en dicha isla, bajo la autoridad de los Estados Unidos y condenado al inusitado castigo de absoluta incomunicación, y a presidio excesivamente largo, que lo mantendrá encarcelado por el resto de su vida, en manos de un gobernador tan ajeno a los nobles sentimientos humanos, que se ha cebado contra un antiguo compañero de ideales y luchas, y no tiene para con él (Albizu) ni siquiera los impulsos piadosos de un corazón cristiano.
Considerando: Que el encierro a que se le condena ha agravado su salud, hasta el punto de encontrarse sufriendo de una serie parálisis parcial, situación que angustia al pueblo puertorriqueño, que le ama y le admira, y que no cesa de pedir a las autoridades su inmediata excarcelación.
Considerando: Que el pueblo dominicano, vinculado al puertorriqueño por tradicionales e históricos nexos de idiomas, religión y costumbres, y por igual devoción y respeto a la dignidad humana, comparte esas inquietudes respecto de la salud, la vida y la libertad del gran luchador a quien nuestro pueblo también ama y admira, y por quien guarda el mas alto sentimiento de gratitud por sus ardientes manifestaciones en defensa de nuestros fueros nacionales, cuando nos fueron conculcados.
Considerando: Que esa situación constituye una flagrante violación de los derechos humanos que todas las naciones del continente se han comprometido a salvaguardar y defender, al suscribirse a la Carta de San Francisco, mediante la cual fueron instituidas las Naciones Unidas; un irritante desconocimiento de uno de los derechos intangibles cuyo ejercicio no puede impedir ninguna potestad, como la ha reconocido en distintas ocasiones nuestra Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana, bajo cuya inspiración han nacido y se han desarrollado las instituciones de todos los pueblos hispanos del Continente.
UN APUNTE
Apariencia revolucionaria
En uno de los considerandos, los diputados se identifican con la causa independentista de Albizu Campos: Considerando: Que el caso de Puerto Rico representa en América uno de los últimos vestigios del colonialismo que todos los pueblos del mundo están empeñados en desterrar definitivamente, como razón primordial para establecer las bases sobre las cuales han de descansar la justicia social, la estabilidad de las instituciones y la prosperidad de los pueblos.