Opinión

Blas Peralta y la UASD

Blas Peralta y la UASD

El empresario Blas Peralta, acusado de asesinar al maestro Mateo Aquino febrillet, rector de la UASD durante el período 2011-2014, trilla el carril de adentro para la obtención de su libertad, al desistir esta semana de la querella el señor Joel Antonio Soriano Benítez, chofer del extinto rector. Ya antes, el día 5 de enero, Eduard Montás también había retirado la denuncia en contra del imputado.

Es decir, que dos de las personas que acompañaban a Aquino Febrillet en su yipeta cuando se produce la tragedia, la tarde del 11 de marzo del 2016, se apartan de ese hecho y se “limpian las manos como Pilatos”. Y de forma adicional los abogados de Blas Peralta recusan al magistrado Rigoberto Sena, juez de la Sexta de Instrucción del Distrito Nacional, quien conducía las audiencias preliminares.

Una fuente crediticia anunció que, ahora sin testigos formales, se procura variar la prisión de un año dictada contra Blas Peralta como medida de coerción impuesta el 16 de marzo de 2016 por José Alejandro Vargas, juez de la Oficina de Atención Permanente del Distrito Nacional. Para tales fines se busca un juez sin ética (¿aparecerá?), que se gane lo que nunca se ha ganado como abogado y como miembro de la justicia, aunque sea separado del cargo.

Esa sería una línea bajada por la Suprema Corte de Justicia y en un gesto teatral tomaría la sanción contra el juez que se preste para la inmoral decisión. Se especula que Blas Peralta está dispuesto a gastar 100 millones de pesos —¿y a cuánto asciende la fortuna de este sujeto?— para recobrar su libertad. Se confirma que cenó en su casa el día de Noche Buena y todos sabemos del injustificable traslado a Haras Nacionales, medida revocada por el juvenil procurador general de la República ante la protesta de la Comisión de Seguimiento y los disturbios estudiantiles.

La estrategia para liberar a Blas Peralta está diseñada y luce viable en un país en el que imperan las tratativas inmorales y en el que casi todo se compra y se vende. Sería un hecho bochornoso, pero no olviden que un escándalo tapa a otro y en estos momentos se busca sacar de los medios de comunicación y de las redes sociales a un tema que preocupa políticamente.

Pero el asesinato de Mateo Aquino Febrillet, independientemente de circunstancias, no puede quedar impune, por lo que se impone que la UASD fortalezca la Comisión de Seguimiento y dirija advertencias ante una eventual libertad de Blas Peralta.

El Nacional

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