Opinión

Breve que te quiero breve

Breve que te quiero breve

Tragedia danzante: la extraordinaria bailarina Isadora Duncan fue una artista marcada por la desgracia desde niña: fue la menor de cuatro hijos de Joseph Charles Duncan, un corredor de bolsa, acusado de estafa bancaria. Esto provocó el divorcio de la pareja y que la pequeña Isadora se tornara una niña muy retraída que jugaba sola en la playa. Su estilo de baile, demasiado innovador para los parámetros de la época, escandalizó a muchos, por lo que partió a Europa, donde su arte despertó mucho entusiasmo.

Gracias a su fama y calidad artística, la Duncan fue la primera bailarina en ser llamada “Diva”. Con éxito y fortuna. Creó escuelas de danza para niñas de escasos recursos.  No consiguió, sin embargo, llevar a cabo su gran proyecto: fundar en Atenas un templo de la danza que, fundamentado en las raíces de la cultura clásica, funcionara como escuela y laboratorio experimental. Sin embargo, paralelo a su grandeza como estrella de la danza contemporánea, se desplegaba su funesto destino personal.

Sus dos hijos murieron ahogados en el río Sena en 1913, al caer al agua el automóvil en el que viajaban junto a su nodriza. Sin superar la pérdida, se casó con el poeta ruso Serguéi Esenin, 17 años más joven que ella, un hombre destructivo, alcohólico y violento, que fue acusado de simpatizar con los bolcheviques y el comunismo. Al divorciarse la pareja, él se suicida mientras estaba recluido en un centro para enfermos mentales.

Para compensar su abatimiento y soledad, en 1914 Isadora Duncan acogió a un grupo de niñas, alumnas de sus escuelas de baile, que la acompañaron en sus actuaciones. Pero nada ni nadie podían suplir la ausencia de sus hijos. Para colmo, Isadora fallece estrangulada con la bufanda que llevaba alrededor de su cuello, al enredarse en los radios del automóvil en el que viajaba. Una artista innovadora marcada por el dolor. Su auto pasó a engrosar la lista de los llamados “autos malditos”. Para algunos, la muere de Isadora es un caso de pésima mala suerte por la manera en que se estranguló. Una bailarina excepcional, un destino cruel.

 

El Nacional

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