Opinión

Buscamos

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Un hombre de Estado que no se envanezca ni se pierda entre halagos y lisonjas pasajeras. El juego de poder, derivado del uso antojadizo de fondos públicos, se les ofrece -embriagados y corrompidos a su paso por la Presidencia-, como una tentación irresistible, trocada en una aureola suprema que no pasa de ser el espejismo donde suelen rendirse, devorados en la ruina moral. Y en la cárcel, donde prevalece la justicia.

Si El Salvador escribe hoy la historia con doradas letras grandes, ¿no podemos hacerlo nosotros mañana?
Modificar la Constitución, las veces que sea para perpetuarse en el poder, revela un desconocimiento y desprecio por la historia. A un alto costo, ahora para los contribuyentes y el resto de la población.

El notable incremento de la deuda pública, las continuas alzas de los combustibles y la amenaza de nuevas medidas fiscales son algunos de los efectos de los planes reeleccionistas que penden sobre los dominicanos.
El curso de la historia ha encontado momentos aciagos en alevosas urdimbres similares a las que hoy trama el propio Danilo Mediana con el concurso de un puñado de seguidores envilecidos, resultado inequívoco de la era de corrupción e impunidad que vive el país.

Ni siquiera la escuela, con su sagrada tarea de formar las fiuturas generaciones escapa a este flagelo. Secuestrados los poderes, en un absoluto embargo que destruye y descarta toda posibilidad de seriedad y respeto por las instituciones.

Asombrados ante tan monumental estructura de manipulación y maldad, funcionarios muy encumbrados han mostrado “sorpresa” por la falta de oposición política. Evidente estrategia tendente a minimizar las fuerzas que se levantan, dispuestas a impedir cuatro años más del PLD, con Danilo o con Leonel.

El Nacional

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