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 Caminando con el merengue

 Caminando con el merengue

Es una delicia infinita conocer los detalles de los grandes personajes que vertebraron el merengue en sus diferentes acepciones, que incluyen compositores, ejecutores é intérpretes (vocalistas), en una demostración de erudición impar de Rafael Chaljub Mejía.

Dionisio Mejía (Guandulito) es otro inmortal compositor y ejecutor (acordeón) del merengue,sus creaciones Váyase en Paz que catapultó Rico López, El Rebú, Jovinita, Los centrales del generalísimo, y así Pedro Reynoso y su famoso trío, compositor de Con el alma..

Ramón Gallardo conformó un impactante conjunto de merengue vocalizando Rafaelito Martínez que cubrió una época gloriosa en El Recreo del Turismo en la Feria de la Paz.

Las voces más reputadas del merengue de todos los tiempos son Arcadio Franco (Pipí), con su voz fañosa, Vinicio  Franco, el formidable intérprete de Arroyito Cristalino y Siña Juanica, entre otros éxitos memorables, Joseíto Mateo, el indiscutible y paradigmático Rey del Merengue (rango vocalista), Ricardo López (Rico) y en la etapa moderna y traumática del merengue, Juan de Dios Ventura,el inmenso  Johnny, El Caballo Mayor.

El merengue se viste de gala cuando evoluciona a interpretare por orquesta, y el primero que lo ejecuta en ese nivel fue Juan Espínola, en l922 en el Casino Central de La Vega, que siguió otro vegano insigne, el maestro Luis Alberti, con primero su orquesta Lira del Yaque, luego Generalísimo Trujillo y final Santa Cecilia, autor de Compadre Pedro Juan, Leña, , La Fiesta, Sancocho Prieto, entre otros éxitos eternos, seguido por el gran Napoleón Zayas   y su formidable orquesta y lo mismo Billo Frómeta y su Billo´s Caracas Boy.

Los ejecutores egregios Minar Martínez, Bido Henríquez, Baudilio Torres, Isidoro Flores, Carlos Rojas (tamborero), Paquito Bonilla (acordeonista), Eligio Sení, José Dolores Reynoso, Juan Bautista Pascacio (güirero),José Rodríguez (Flinche),Ramoncito  Mézquita (Ramoncito Matón) y su hermana Mercedes, ambos superbos acordeonistas. 

Fello Francisco (acordeonista), Antonio (Toño) Abreu (acordeonista), Bernardino Guzmán (acordeonista), Ismael Valerio (acordeonista), y sin quizás el más egregio de todos los acordeonistas y compositores del merengue típico, luego, claro, después de Ñico Lora.

También el grandioso Domingo García Henríquez, el inmortal Tatico Henríquez, fallecido en un lamentable accidente de tránsito en Santiago de los Caballeros cuando tenía apenas 33 años, que el destacado compositor, trompetista y director de orquesta Sigfrido Vargas, instrumentó un merengue  en su recuerdo, que dice; “Cuando siento la brisa en la mañana./cuando oigo la güira y el acordeón/yo pensaré en Tatico Henríquez/yo pensaré en Tatico Henríquez/que será siempre canción. /Si el olor a tierra mojada/y la brisa del campo me es feliz/a Tatico le dedicaré un merengue/le dedicaré un merengue/en nombre de mi país”….

Luis Kalaff Pérez, el más prolífico compositor dominicano de todos los tiempos con más de mil piezas escritas, autor de La Empalizá, La Mama y la hija, El Lío y Guayacanal, entre muchos otros y Tomás Santana de la Cruz (general  Larguito).

Ramón Amador Gué (Ramón Madora),  es otro de los grandes compositores de merengue típico “perico ripiao”, como se define al original merengue, que nació en la Línea Noroeste, porque si el merengue es original de República Dominicana, su acta de nacimiento comarcana es la Línea Noroeste.

Es imposible reducir en una semblanza de periódico el conjunto completo de personajes que han estructurado la historia de nuestra música vernácula por excelencia, pecando inintencionalmente, de omitir  algunos de sus protagonistas emblemáticos. Bartolo Mejía Alvarado, el excepcional Cieguito de Nagua, es un paradigma del merengue típico.

Es menester consignar antes de concluir, la evolución que ha experimentado el merengue desde su nacimiento en la Línea  Noroeste al filo de la guerra Restauradora de l863.

De conjunto de güira, tambora y acordeón, al merengue de orquesta entronizado por el maestro Luis Alberti, y la coyuntura sicológica.

El Nacional

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