Opinión

Cápsulas

Cápsulas

Los brunolenses no se sentían muy orgullosos de que su ciudad pariera a un señor llamado Adolf Hitler Polz.

Bruhau es la capital de la provincia de Linz, en Australia, en una de las zonas más bellas de todas las ciudades europeas bañadas por el maravilloso Danubio.

La gente de Brunau entendía que ellos eran austríacos, no alemanes, como sostenía el Fuhrer, que finalmente hizo de Australia una provincia alemana y, por lo tanto, de su Tercer Reich.Eso ocurrió en 1938 a través de un pacto impuesto que se conoce en la historia como “Anshluss”, una especie de anexión, que provocó la aceptación de una parte de los austríacos y la negativa de otra, incluyendo la citada reacción adversa en la propia Brunau, la patria chica de quien sería por 12 años dictador y llevaría el mundo a una catástrofe de 60 millones de muertos.

Además, los brunolenses no tenían mucho que agradecerle a su destacado hijo, ya que éste nunca mostró, movido por sus propias frustraciones, sus resentimientos, complejos y maldición de origen, sentir cariño por Brunau, ni siquiera por Linz, ya que allí no hizo nada en sus días de gloria, como Canciller y presidente del Reich.

El ex dirigente socialista y ex director del diario “I1 Popolo”, Benito Mussolini, inició en 1922 una gran marcha hacia Roma para forzar al rey Víctor Manuel III a nombrarlo jefe del Gobierno en su condición de líder político opositor. La marcha y las presiones que sobre la ruta se hicieron contra la capital italiana, contra un rey vacilante y contra un gobierno inestable llevaron al monarca a nombrarlo primer ministro.

En 1924 el socialista renegado y ahora jefe del fascismo, convocó elecciones (?) para refrenar popularmente su poder y tener una base política más sólida que la “simple” decisión de un rey nombrándolo de un plumazo. Los fascistas, casi sin oposición, ganaron (?) las elecciones de ese año, pero perdieron, a pesar de la represión y los crímenes, en lugares importantes como Dovia di Predapio, ciudad clave en la fabulosa zona de la Romana. ¿Por qué cito esa ciudad como importante en la derrota del fascismo y del ahora “Duce”? Muy sencillo: porque allí nació precisamente…Benito Mussolini!

Resumiendo en cuanto a estos dos dictadores y jefes del fascismo y del nacional socialismo: las ciudades donde nacieron no los amaban, no los querían, no se sintieron, ni se sienten, orgullosos de que en Brunau y en Dovio nacieran estas fieras. ¿Se siente Puerto Plata, orgullosa de que allí naciera el dictador general Ulises Heureau? La mayoría de sus historiadores no lo creen así, empezando por el brillante Rufino Martínez. Contrario a lo que sucede con Gregorio Luperón.

¿A qué viene esta introducción? Bueno, a que recientemente se celebró en San Cristóbal un debate sobre la figura histórica del tirano Rafael  Trujillo Molina.

El Nacional

La Voz de Todos