Señor director:
Una de las principales tareas que deberá enfrentar el nuevo alcalde del Distrito Nacional, David Collado, es reorganizar el caos, la inseguridad y el desorden en el servicio de taxis que actualmente se registra en Santo Domingo.
El desorden es tan grande que actualmente 25,000 personas se dedican a esta actividad, en la Capital dominicana, sin sujetarse a reglas claras, que tengan que ver con la seguridad y la ética que debe observar cualquier persona que se dedica a transportar pasajeros.
El Consejo de Administración y Regulación de Taxis (Cart), creado el 29 de septiembre del 2000, como organismo rector de ese sector, es es un ente inoperante, que sólo se dedica a cobrar un dinero que nadie sabe dónde ni cómo se invierte.
El Cart tampoco interviene para establecer reglas claras entre las 173 compañías reguladas que operan en el país, sin tomar en cuenta otras empresas del ramo que no se someten a ninguna regla ni norma.
En el sistema de taxis de República Dominicana se registran otras situaciones engorrosas como son las sanciones que imponen a los conductores las empresas operadoras de taxis, que actúan como tribunales para juzgar y sancionar la conducta de los demás, sin tener autoridad para ello.
Son muchos los padres de familia que se ganan la vida taxiando, que son suspendidos por dos y tres horas, incluso hasta una semana, por los caprichos de los dueños de compañías de taxis.
Las sanciones se producen por diversos motivos como tomar un servicio que no le ha sido asignado, tardar más de tres minutos para abordar al cliente y por cualquier otra causa.
A causa de esa presión, son muchos los conductores que han sufrido accidentes por transitar a alta velocidad, en vía contraria, para llegar a tiempo a su servicio y evitar una sanción. Eso tiene que cambiar.
También está el problema del elevado número de taxistas, ya que cualquier persona con dinero adquiere un automóvil y sale a la calle a transportar pasajeros.
Creemos que antes de obtener un permiso para transportar pasajeros, el taxista debe ser depurado, y examinado por un psiquiatra para determinar si está mentalmente para esa labor. Ese debe ser un requisito básico
Atentamente,
Manuel Pimentel
Taxista
