Opinión

Catalejo: Represión y fragilidad

Catalejo: Represión y fragilidad

El Gobierno está entrampado en un mar de contradicciones insuperables, resultado lógico de su proceder al margen de la ética pública; que monopoliza la hegemonía para el beneficio de pequeños grupos y cercena la pluralidad política, concentrándose sólo en consolidar sus estructuras económico-corporativas.

Los que nos desgobiernan han transmutado todos los conceptos éticos y políticos a la imagen y semejanza de su “cultura lumpenil”, por lo que no diferencian la “fraternidad política” de la “hermandad mafiosa”.

Han transformado partidos políticos en maquinarias gansterizadas para defraudar los recursos públicos, mediante mecanismos de fraude, soborno, extorsión, nepotismo, clientelismo y manipulación.

El momento político que atravesamos, es resultado de ese comportamiento dominante, cuyos ejes son el individualismo y utilitarismo: acciones individuales y colectivas orientadas a interés material y privado.

La condición de clase y la ignorancia supina de los que dirigen el Gobierno, no les permiten entender que llegó el momento en que las fuerzas sociales se han reorganizado y elevado sus niveles de conciencia.

Es lo que ha ocurrido ahora con el movimiento Marcha Verde, expresión de la maduración de un proceso social y político que no se detendrá con torpes maniobras, chantajes, represiones selectivas y masivas.

Se ha dinamizado una conjunción de pequeña burguesía, trabajadores asalariado urbanos, campesinos, sectores burgueses, entre otros, relegados a un segundo o tercer plano por los que dirigen el Estado.

El Movimiento social en marcha se propone poner fin a la corrupción y la impunidad, refundar instituciones y poderes públicos, que un gobierno frágil no podrá frenar con amenazas y brutales métodos represivos.

El Nacional

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