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Cementerio de Los Mina en el olvido, un horrendo drama sin final

Cementerio de Los Mina  en el olvido,  un horrendo drama  sin final

Cementerio San Vicente de Paul en abandono y deterioro. El Nacional/ Jorge Gonzalez

Por años, el cementerio de Los Mina, en el sector Vietnam, en Santo Domingo Este, ha estado convertido en un tétrico laberinto de nichos y tumbas olvidadas, dentro de un mar de malezas y basura, donde no se distinguen los pasillos ni los restos a ras del suelo, donde para movilizarse hay que caminar por encima de las pocas tumbas y nichos que no están rotas.
No es la primera vez que este diario trata este tema, pero llama la atención que el problema de este cementerio parece empeorar cada día, sin que las autoridades del Ayuntamiento hagan algo para remediar la situación de los difuntos y el drama de los dolientes, al ver la situación deplorable de este camposanto.
Cráneos, huesos, restos de ropa, basura y féretros destruidos, es parte de lo que puede verse en este escenario, donde cientos de tumbas y nichos han sido violentados por ladrones y desaprensivos en busca de hierro o cualquier cosa de valor que pueda negociarse o, en su defecto, pueda usarse o venderse para algún tipo de ritual de hechicería o magia negra.
Aunque este cementerio ya no tiene más espacio para la venta, sigue abierto, porque cientos de familias lo siguen usando, ya que tienen pequeños terrenos y nichos comprados desde sus inicios en mayo de 1961, cuando se convirtió en uno de los más importantes de la capital y el principal de la parte este de la ciudad.
Recorrido
Eran algunos minutos después del mediodía del martes 17 de abril de este año 2018, cuando llegamos al cementerio. Inmediatamente nos dirigimos a la oficina de la administración, que estaba vacía. Un abanico encendido movía sus aspas para combatir el calor en la pequeña habitación. Un radio emitía uno de los viejos capítulos de la serie “La Tremenda Corte”, del cómico cubano José Candelario “Tres Patines”, pero no había personal.
Salimos del lugar y nos dirigimos donde varios hombres que descansaban debajo de un almendro. Nos identificamos y expusimos el motivo de nuestra visita. Sin perder tiempo y, de una forma mal humorada, un hombre quien se identificó como el administrador, nos dijo de manera cortante: “ustedes pueden entrar y hacer lo que quieran”.
Y así lo hicimos. Un joven de unos 20 años se ofreció a servirnos de guía. Ya dentro de este terreno, donde de seguro solo habita el olvido, no hay una dirección para dónde ir. No hay calles, pasillos ni callejones. Todo se asemeja a un terreno baldío sembrado de muertos, donde las tumbas y nichos están casi cubiertos en su totalidad de hierbas y suciedad, y muy lejos del cielo.
No se puede caminar, no hay espacio entre los muertos.
Al tenebroso ambiente se le suma un insoportable mal olor a materia fecal y orina que empeora más la odisea dantesca. A pesar de que el sol brilla y quema a sus máximo esplendor, se siente un ambiente húmedo y desolador.
Muchos nichos, aparte del deterioro, tienen señales de que fueron incendiados, posiblemente por error, mientras se quemaban alambres u otros artículos para extraer los metales. Otros tienen clara señales de que en sus alrededores se toma bebidas alcohólicas y se hace otras actividades, incluso pasar la noche.
El recorrido es muy deprimente y angustioso, ya que la inseguridad que se percibe en todo el lugar evidencia que las personas que se arriesguen a entrar aquí sin importar cuál sea su motivación están dispuestas a cualquier cosa. No se observó vigilancia en la entrada ni en ningún otro lugar.
Inseguridad y abandono
La inseguridad, el deterioro, abandono y el constante saqueo se ha intensificado en los últimos años, a tal punto que muchas personas se han visto en la obligación de trasladar a sus muertos a cementerios privados, ya que este problema es de todos los camposantos de esta localidad, sin que las autoridades del Ayuntamiento de Santo Domingo Este (ASDE), adopten o tengan a mano una solución inmediata.
Desde hace más de una década la falta de vigilancia en los cementerios y plazas públicas y la fuerte demanda de metales han ocasionado que delincuentes barriales, en busca de hacer dinero para subsistir y comprar drogas, hagan de estos lugares sus centros de operaciones, de donde extraen todo tipo de metales y cosas de valor.
Las partes de metales de las cajas, las varillas y puertas de hierro de los nichos, así como cualquier cosa de valor que pueda tener un difunto serán tomados para convertirlos en dinero. Otras explicaciones sin una confirmación objetiva, pero si creíbles, afirman de que la venta de las osamentas de los difuntos es otro medio de hacer dinero.
“Ese cementerio es una verdadera guarida de delincuentes y drogadictos. Aunque subieron las paredes, ellos saben por dónde entrar. Son un grupo de jovencitos que vienen de allá abajo y atracan a todo el que pasa por ahí de noche y de una vez se meten en el cementerio. Y ahí quien se mete”, expresó una residente del lugar solo identificada como Tina.
Según algunos lugareños, el Cementerio San Vicente de Paul, de Los Mina, abierto en 1961 y que tiene una joven niña de 13 años como “Barón”, la cual supuestamente murió al tragarse una aguja, es “tierra de nadie”, es no solo una amenaza a la tranquilidad de los muertos, sino que constituye un peligro para los vivos que van a las tumbas y visitan ese camposanto.

Cementerio San Vicente de Paul en abandono y deterioro. El Nacional/ Jorge Gonzalez

Cementerio San Vicente de Paul en abandono y deterioro. El Nacional/ Jorge Gonzalez

Cementerios
El crecimiento poblacional del municipio Santo Domingo Este, sin ningún tipo de planificación municipal ni estatal, ha creado problemas de toda índole social, que van desde la falta de viviendas, abasteciendo de agua potable, transporte, electricidad, salud, etcétera.
En el lugar, hasta para enterrar los muertos hay inconvenientes, por la faltas de terrenos para estos fines.
Los dos cementerio ubicados en Los Mina ya no reciben muertos, si los deudos no tienen terrenos o nichos comprados con anterioridad.
El mismo caso se presenta en el Cristo Salvador, en la parte noroeste del Distrito Nacional, que debido a la sobrepoblación de difuntos, se ha vendidos, incluso, pedazos de tierra de las calles interiores.
El Cristo Salvador fue inaugurado en 1990, en la carretera de San Luis. A pesar de su corta vida útil, presenta desde haces años muchos problemas de abandono por parte de las autoridades municipales.
En su interior está sucio, la basura y lleno de malezas, que hacen que las tumbas se pierdan en el verdor de las hierbas.

El Dato

Primer cementerio
Cuando no existían los cementerios municipales, los cuerpos se enterraban en los patios de las iglesias de la ciudad, y en otros casos en la parte trasera de las casas. En 1824 se inauguró el cementerio municipal de la capital en la avenida Independencia, de Ciudad Nueva. En la actualidad es un lugar histórico por el tipo de arquitectura donde yacen los restos. Este camposanto espera ser rescatado y convertido en una cementerio-museo, una especie de necrópolis.

Cementerio San Vicente de Paul en abandono y deterioro. El Nacional/ Jorge Gonzalez

Cementerio San Vicente de Paul en abandono y deterioro. El Nacional/ Jorge Gonzalez

Un Apunte

Inaceptable
Son 17 los cementerios que operan en el Gran Santo Domingo. Solo cuatro tienen espacio disponible para atender la demanda de casi tres millones de habitantes de las distintas demarcaciones. En los Alcarrizos, ante la falta de un camposanto, y por el rechazo de los municipios circundantes para aceptar cadáveres, así como a la indiferencia del Gobierno para construir uno nuevo, la comunidad decidió sepultar sus muertos en unos terrenos baldíos propiedad del Consejo Estatal del Azúcar (CEA).

Cementerio San Vicente de Paul en abandono y deterioro. El Nacional/ Jorge Gonzalez

Cementerio San Vicente de Paul en abandono y deterioro. El Nacional/ Jorge Gonzalez

El Nacional

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