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Paranormal Activity

Paranormal Activity es una producción de escasísimo presupuesto y personajes, cuya concepción y formato sigue el camino trazado por otras películas.

Es decir, esto en cierto sentido la desmesuradamente inflada ‘El Proyecto de la Bruja Blair’, traslada del bosque a la intimidad del un hogar, y sin el insoportable y frenético movimiento de cámaras de aquella. Hasta ahí las coincidencias, porque los resultados son distintos.

La premisa del film es en extremo simple. Una joven pareja (Katie Featherston y Micah Sloat) escucha durante la noche extraños sonidos en su casa. Aunque aterrada por tales ruidos, para ella no es algo nuevo, pero para él sí. Así que armado de una cámara de video se propone registrar lo que ‘sucede’ en la habitación mientras ellos duermen.

Lo que encuentran allí es terroríficamente inquietante. Una fuerza o presencia sobrenatural ronda la casa. Y ya no se trata sólo de extraños sonidos, ahora se cierran puertas misteriosamente, una sombra fantasmagórica parece entrar y salir de la habitación, mientras un ente maligno respira tan cerca de Katie como si quisiera apoderarse de su alma. La situación se torna cada vez peor, y nadie parece poder ayudarlos.

‘Paranormal Activity’ no es una gran película ni nunca lo será. Lo que atrae y sorprende de ella es la simplicidad y sentido rudimentario con la que está hecha. Contrario a la mayoría de las películas del genero, aquí lo que importa es lo común y ordinario. No hay efectos especiales ni grandes nombres. Tampoco sangre ni violencia. Esto indudablemente aburrirá al espectador acostumbrado al terror gore, pero el film no apuesta por ellos.

Todo el terror del film reside en la expectación. Por eso se fundamenta en la alteración del orden normal de lo que vemos. Y en esto la verosimilitud juega un papel vital. Desde que la película arranca uno presiente que algo va a suceder: una fuerza sobrenatural o un ente espectral hará su aparición… y Boom! Y lentamente, pero inexorable van sucediendo pequeñas cosas hasta alcanzar el climático final.

No soy de los que se asustan fácilmente ni creen en fantasmas, pero he de reconocer la simpleza y efectividad con la que el director Orin Peli construyó su film. Buen trabajo de los amateurs Katie Feartherston y Micah Sloat.

El Nacional

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