Recién se estrenó el jueves el sexto capitulo de la inefable franquicia Fast and Furious, con la inocultable aspiración, al menos en el gran país del Norte, de convertirse por una vez, en el gran hit taquillero del verano.

Hace unos años atrás ¿2006? ¿2009? ¿Realmente importa mucho? Parecía que la saga había caído en un estado de sopor que llevó a algunos a considerarla casi enterrada.

Pero el mismo que la llevó al abismo, Míster Justin Lin, de alguna forma se las ingenió para traerla de vuelta a la vida ¡Y de qué forma!

El primer capitulo dirigido por Lin Tokyo Drift, fue un fracaso absoluto. Pero lo que se creyó entonces sería el epitafio de la saga, se transformó en la inspiración que dio al director taiwanés el impulso para transformar la serie y llevarla a otro nivel.

Desde entones, cada nuevo capítulo ha ido superando al anterior en aceptación del público y recaudación taquillera, hasta el punto de que esta sexta versión llega con la legitima intención de competir por la corona como la más exitosa película del año.

Si lo logra o no, eso es algo que está por verse. Pero todo luce indicar que la hueca magnificencia y grandilocuencia, en términos de la adrenalina y elevado sentido del exhibicionismo del que está revestido este palomitero espectáculo veraniego, está llamado a sobrepasar los 626 millones de dólares racudados a nivel global por versión anterior.

Ahora bien, después de cinco capítulos replanteando más o menos la misma necedad, que comenzó como una competencia de carreras ilegales en estilizados carros deportivos y espectaculares robos, nadie debe esperar encontrar algo distinto a lo ya visto una y otra vez.

Pero eso sí, queda bien claro aun sea solo a través del tráiler, que las avasallantes, ruidosas y ultra explosivas secuencias de acción del capitulo anterior, han sido elevadas esta vez un poco más allá de la quinta potencia. Los fans de la saga estarán indudablemente de pláceme.