NUEVA YORK.- El libro Las hijas de nadie, de la doctora Lilliam Fondeur, fue comentado en el acto de presentacion por el doctor Leopoldo Minaya, un prestigioso abogado que trabaja para la compañía Coca Cola en los Estados Unidos.
Estamos tocando un asunto eminentemente técnico donde interviene no solamente el interés social, sino también la investigación científica, y donde naturalmente se notan pinceladas de cortes político, religioso y filosófico, precisó.
Refirió que en la Grecia y la Roma antigua, el aborto, así como el infanticidio estaban generalmente permitidos y socialmente aceptados, pero desde que el derecho evolucionó por influencia del cristianismo, el aborto está castigado como un crimen.
En el siglo XX se produjeron varias modificaciones de esa situación. La Union Sovietica permitió el aborto en 1920 y en la década del 30 se añadieron varios países escandinavos y posteriormente otros del Este de Europa, todos bajo la dominación de la Unión Soviética, así también como el Japón.
A partir de finales de los 60 se va permitiendo el aborto provocado con más o menos restricciones según los países en el mundo occidental aunque muchas naciones siguen respetándose y protegiéndose el derecho a la vida del no nacido. En España, la nación de donde proviene parte importante de la cultura en República Dominicana, el aborto ha sido un delito penado en el Código Penal sin excepciones hasta 1985 en que una reforma del Código Civil conocida posteriormente como la Ley del Aborto, estableció unos supuestos en que por concurrir determinadas circunstancias el aborto no sera punible.
El libro fue puesto en circulación durante un acto celebrado en la librería Caliope, situada en el 170 de la calle Dyckman en Washigton Heights, en el alto Manhattan, y se realizó no obstante una pertinaz llovizna que se mantuvo sobre Nueva York durante todo el día de ayer. Minaya manifestó que el aborto en España es un delito regulado por el Código Penal en el título 8, delitos contra las personas, capítulo 3, artículos 411 al 417, inclusive.
En esos preceptos se establecen unas penas para quienes aborten como se establece en otros lugares del Código para quienes asesinen, violen o roben.
Sin embargo, la nueva legislación estipula que el aborto si se realiza en las circunstancias y condiciones que preve esa legislación, no castiga a quien lo practique ni a quien conscienta que se le practique.
