Homicidio en hospital
No se trata de un caso aislado ni de una anécdota. Es grave, impropio de una sociedad que se rige por leyes, el linchamiento por venganza de un joven de 19 años por una horda que penetró a la sala de emergencia de un hospital de Salinas, Barahona.
La turba que irrumpió en el centro para ultimar a puñaladas a Julio Peña se abrió paso a tiros y provocando destrozos, con una determinación que obligó a médicos, enfermeras y personal administrativo a huir despavoridos.
Peña, quien había sido hospitalizado después de resultar herido durante una riña en un bar, era atendido cuando penetró violentamente la multitud con sed de venganza. No se respetó nada ni se reparó en nada. Se dijo que los protagonistas de la acción eran familiares de un joven que había sido herido en el pleito con Peña.
Para prevenir que la censurable práctica se instale, pues en honor a la verdad no se trata del primer caso, las autoridades tienen que darle la lectura que el suceso amerita. Tanto en lo que respecta a la determinación de tomar la justicia en las manos como en el homicidio en que se incurrió y en cuanto a la insubordinación al principio de autoridad.
