Reivindicar a Andrés Terrero

Hoy me permito regodearme en el ejemplo que me ofrece un amigo. Un ejemplo que, pasado el tiempo, la gente ha olvidado.

Me enorgullece ser amigo cercano de Andrés Terrero.

El próximo 2 de julio se cumplirán dos años de su comparecencia ante el Senado de la República, una de las pocas que me ha impresionado.

Era un juicio político a la Cámara de Cuentas que él presidía y que ha tenido enormes beneficios y experiencias para el país.

Ver a Andrés Terrero con el valor con que se enfrentó a aquel juicio político, la coherencia de los datos que ofreció y la fortaleza de su ejemplo, me resultó una experiencia inolvidable.

El asunto que se desarrollaba en la Cámara de Cuentas se dio a conocer por Andrés Terrero. El fue el denunciante en la explanada frontal de la Catedral Primada de América.

El conflicto presentado por su intermedio le costó finalmente el cargo, pero salió por la puerta ancha. No tiene nada de que arrepentirse.

Terrero soportó impertérrito e inalterable los 18 meses de debates y enfrentamientos que provocó la crisis.

Y finalmente él dio la cara al país desde El Senado.

El veredicto final del Senado lo removió del cargo pero el acontecimiento tuvo positivas consecuencias para el país: en la nueva Constitución se redujo el numero de miembros de 9 a 5; la Cámara de Cuentas es ahora mas vigilada que antes, sus auditores deben tener mas temor para tratar de chantajear y en fin ese Juicio aunque no fue justo conmigo por lo menos sirvió de algo.

Terrero se negó a disfrutar el aumento de sueldo desproporcionado que se realizó en su gestión, contra su voluntad. Entendía que ese incremento salarial era un abuso para el país.

Ese aumento salarial que se hizo en Enero 2007 a menos de un mes de haber ingresado y que aunque recibía esos fondos en mi cuenta esos recursos no los tocó y devolvió la suma fue de RD $944,530.00 en agosto de 2007, bajo certificación de la actual presidenta de la Cámara, la doctora Licelott Marte de Barrios

En el informe que hizo la Comisión Especial de la Cámara de Diputados no se le acusó de ningún hecho y se le imputó falta de liderazgo, lo cual es imposible determinar en una entidad colegiada en donde las decisiones se toman por mayoría de sus miembros.