Opinión

Como cada  Domingo

Como cada  Domingo

Me permito hoy publicar la versión, resumida. que  ofrece Vianco Martínez, sobre el denunciado brote de diarrea en la Cordillera Central, en Padre las Casas.

Las autoridades del Ministerio de Salud han afirmado que el brote está  bajo control. Vianco sostiene que no es así y nos hace llegar el siguiente informe:

“En la semana epidemiológica que va del 21 al 29 de septiembre el centro había atendido, mal contadas, a 75 personas afectadas con el brote de diarrea de zona montañosa, 47 adultos y 28 niños. Pero hoy viernes llegaron algunos más.

A pesar de que los primeros casos de diarrea se registraron antes del día 20 de septiembre, no fue sino ayer, jueves 29 de septiembre, que llegaron tres médicos y dos enfermeros a la zona afectada. Afortunadamente, es un equipo fogueado de la Dirección Provincial de Salud de Azua, que conoce la zona y sus adversidades porque ya ha prestado servicios allí. De inmediato, se instalaron en la clínica rural de la sección Las Cañitas, de la que dependen unas 20 comunidades.

La demora del personal de salud y el intento de las autoridades de minimizar el brote fue fatal porque el brote se expandió sin control y cobró nuevos casos rápidamente, en  especial en la comunidad de Botoncillo. Además, jugando a las relaciones públicas con la vida de la gente de por medio, convirtieron a aquellos parias de la montaña en enfermos invisibles, y ahí están los resultados.

 Todo el mundo, desde su puesto, ha dado una respuesta a la altura de las circunstancias. Si se toma en cuenta que han desarrollado su labor en condiciones difíciles, con una situación que, por sus volúmenes y por su novedad, los supera, se han portado como héroes y heroínas verdaderos.

Hasta el día de hoy el brote de diarrea en la cordillera Central está fuera de control. Si las autoridades minimizaron el brote y le restaron importancia con el objetivo de impedir el pánico y crear una percepción de normalidad, no lo han logrado. A más de una semana del inicio del brote de diarrea, los moradores de la montaña han quedado con el sabor amargo que deja el descuido y con la sensación de que su dolor no le duele a nadie. En el colmo de su desesperación, están pidiendo la presencia del Obispo José Dolores Grullón para que les lleve un poco de aliento.Así están las cosas al día viernes 30 de septiembre, en la cordillera Central. Por suerte que el brote de diarrea, según las autoridades, desde el primer día está “bajo control”. ¡Por suerte!”

El Nacional

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