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Como cada Domingo José Rafael Sosa

Como cada  Domingo José  Rafael Sosa

Debo estar en el 0.5% de los dominicanos conscientes del papel éticamente correcto de la Dirección General de Impuestos Internos: ser un motor del desarrollo integral dominicano. Pero tengo una queja.
Sin la DGII es imposible el desarrollo nacional.
Debo estar entre los pocos dominicanos que han sido testigos de la transformación de la DGII, de aquel puesto casi artesanal, con nulos criterios de servicio al público, con una operatividad torpe y manual, de recaudación diaria apuntada en la mascota que tenía el doctor Joaquín Balaguer (JB) cuando recibía a su director y al de Aduanas, para saber con cuanto contaba el Estado, al estilo JB, hasta llegar a lo que es hoy: una institución moderna, tecnológicamente actualizada, con un personal profesional inspirado en el deseo de servir al Estado para que se pueda financiar obras de interés común.
Esa es mi visión de la DGII y es una lástima que, una vez que se recaudan los fondos públicos por los impuestos, no siempre quienes son responsables de administrarlos (y hablo ahora de todos los gobiernos de todas las etapas democráticas y no democráticas), hacen buen uso de esos fondos.
Es claro que la DGII existe para recaudar los impuestos que manda la ley y en ese sentido, ha tenido la suerte de contar con gente honesta que nunca ha sido cuestionada en su integridad: ni Guarocuya Félix, (quien ahora anda libremente por los espacios públicos con su familia y nadie se atreve a decirle nada incorrecto), ni el actual incumbente Magín Díaz, han sido cuestionados jamás, por su manejo e integridad.
Sin embargo, como usuario, tengo una crítica rotunda que hacer a la DGII: el sistema es muy complejo y burocrático, con demasiados plazos que cumplir, con un entramado intrincado que es como para que el ciudadano común se desestimule, enfrentando entonces una situación de incumplimiento que se hace pasible de sanciones.
Eso hay que arreglarlo.
Debe existir un modo más simple de cumplir con el Estado.
¿Nadie más se da cuenta?

El Nacional

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