En casa tengo dos perros machos chihuahuas y frecuentemente viven gruñendo y peleando. Consulté con un veterinario y me recomendó que lo ideal seria castrarlos para disminuir conflictos. ¿Es cierto que la castración es la solución inmediata considerando que en mi apartamento hay poco espacio físico para ambos?
También tengo una hembra de 3 años y en su ojito le ha aparecido una bolita de carne. Me gustaría saber cual seria el riesgo de operarla y qué tan complicada es la misma.
Erick Cuello
Si por lo visto tiene una pareja de machos y una hembra en el mismo territorio tendrá permanentemente peleas entre los machos, tanto por ser la pareja de la hembra como por el control del territorio.
Si es cierto que con la castración de ambos estos patrones mejoran la mayoría de las veces, pero el nivel hormonal disminuye poco a poco y no como los dueños a veces esperan que el efecto sea a la semana.
Lo que es seguro que no pelearán más cuando la hembra este en calor y posiblemente que con el tiempo desaparezcan los charquitos de orina que dejan en todas las esquinas para marcar territorio. Esto último no ocurre en algunos casos.
La castración es un procedimiento sencillo y muy común en nuestras consultas, por lo que no debe preocuparse.
Por otro lado su hembrita presenta por lo que usted me dice, es una prolapso del tercer parpado o membrana nictitante.
Esta membrana cubre el ojo ante una agresión directa, también su glándula lagrimal accesoria produce el 30 al 40% del total de las lágrimas. Este prolapso puede ocurrir en uno o en ambos ojos a la vez.
Aparece en el ángulo del ojo más cercano a la nariz un “bultito” de color rojo-rosáceo, que aparentemente no molesta demasiado al paciente.
Se requiere una intervención quirúrgica para volver a situar la glándula en su sitio, consiguiendo una buena fijación. Otra técnica es extirparla, aunque algunos médicos se rehúsan a hacerlo por perder la producción de lágrimas producidas por esta glándula.
No existe complicación en esta cirugía.
En el postoperatorio la mascota debe estar en reposo, antibióticos y el uso obligatorio del collar isabelino, para impedir que el animal se rasque con sus consecuentes problemas.
