Opinión

Corrupción y demonios

Corrupción y  demonios

Al día de hoy, no existe país, región, bloque o continente que no padezca los efectos de esta realidad multifacética. Las distintas áreas de los Estados se han visto sorprendidas por prácticas corruptas que difícilmente parecen ceder ante los esfuerzos combinados de los actores sociales.

Hay que reconocer que la corrupción es un fenómeno complejo que admite múltiples explicaciones.
En el ámbito político, la corrupción ha favorecido el crecimiento de la inestabilidad institucional y el persistente desgaste de las relaciones tanto entre individuos como entre instituciones y Estados.

La realidad latinoamericana, lamentablemente, es pródiga en ejemplos de corrupción de diversa índole. Hemos asistido a numerosas quiebras fraudulentas de empresas y bancos de parte de sus directivos con el consecuente daño que le provocan a la economía o donde ciertos partidos políticos o sindicatos han sido utilizados como “propiedad privada” por sus dirigentes llevándolos al colapso sin importarles el desgaste que le provocaban al sistema democrático.

La pérdida de legitimidad política que experimentan muchos gobiernos, la polarización del poder y la ineficiencia burocrática, son algunos de los problemas políticos que se atribuyen a la acción de la corrupción.

Cabe reconocer, que sobre este mal toda definición, en sí misma presenta un problema, porque según restrinjamos o agrandemos el sentido o alcance semántico del término, lo hacemos proporcionalmente con el fenómeno bajo estudio.

La corrupción es un fenómeno que altera o trastoca la forma de alguna cosa. Pero puede referirse a realidades materiales o morales, por lo que aparecen varios sentidos del término que nos ayudan a precisar nuestro objeto.

Hay formas de corrupción de las cosas materiales y otra formas de corrupción de las acciones morales.” En esta definición observamos una reflexión sobre los planos éticos y materiales del fenómeno.

En nuestro caso no nos centraremos sobre las cuestiones materiales, porque creemos que la corrupción está fincada en el plano del obrar de los actores.

A los efectos de adoptar una definición útil para nuestro país, diremos que la corrupción será toda acción que confunda lo público con lo privado, a los efectos de obtener algún beneficio personal.

El Nacional

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