Opinión

Corrupción y mujeres

Corrupción y mujeres

II
No debe sorprender la participación de las mujeres en las multitudinarias marchas verdes, siendo muchas las “voceadoras” de consignas y discursos en las tarimas, y activas en la organización de cada evento, en la capital y en provincias. Al final, somos las dominicanas las que sufrimos las consecuencias mayores de la corrupción que, en estos días, marchando en verde, se han denunciado.

Como dijera la abogada chilena, Magdalena Sepúlveda C., “las mujeres tienen menos acceso a la educación, a los bienes productivos, a la tierra. Y cuando tiene acceso a los bienes productivos, como el trabajo, por lo general tanto en el trabajo formal como informal, el salario es menor al que recibe un hombre, como consecuencia de la discriminación estructural que vivimos en todas las sociedades.

Al tener menos recursos, la mujer es más pobre que los hombres. Así lo demuestran los índices de todo el mundo. Si piensas que el dinero que se sale por la corrupción tendría que haber ido a aumentar un servicio social o un recurso público, al final tienes que el más afectado es el más pobre de la sociedad, y dentro de ellos, la mujer es la más pobre. Y al mismo tiempo, la mujer tiene menos acceso a los centros de poder, de decisión, lo que perpetúa la discriminación. La corrupción perpetúa la discriminación contra la mujer, y entre ellos la pobreza de la mujer, entonces la afecta directamente”.

Es decir, que afecta a las mujeres por la discriminación permanente e institucionalizada en nuestras sociedades, que incide directamente en nuestro derecho a la participación y a poder acceder, en general, a todos los derechos sociales, políticos, económicos, civiles y políticos.

Sepúlveda C., explica muy bien esto, cuando dice que, “si uno aplica los principios de participación, de no discriminación, rendición de cuentas, se mejora la estrategia anticorrupción. Es que el disfrute de ciertos derechos humanos es una condición necesaria para prevenir la corrupción: que haya libertad de expresión e información, acceso a la información, participación política. Mientras mayor es el respeto de estos derechos y libertades, menor es la posibilidad de que haya corrupción”.

En la R. Dominicana, se reflejan los altos niveles de corrupción en los programas de educación y de salud, ambos subsistemas ciegos al género y sin programas específicos para disminuir la incidencia de la mortalidad materna y la falta de prevención a las violencias basadas en el género contra las mujeres, solo por dar un par de ejemplos.
Los miles de millones desaparecidos por la corrupción en R. Dominicana, también matan a las mujeres!

El Nacional

La Voz de Todos