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Creen publicidad puede  blindar la extracción del oro

<P>Creen publicidad puede  blindar la extracción del oro</P>

No se conoce nada mejor que  un posicionamiento publicitario óptimo -sin descartar una cierta pose de arrogancia de conquistador medieval- para llevarse el oro -y otros metales- de toda una nación sin mayores esfuerzos. Las vías legales constituyen una metáfora más en medio del camino, pero una golondrina sin alas no hace ni medio verano.

La Barrick Gold está muy confiada en el efecto inmediato de sus caros y coloreados mensajes mediáticos.

Después de todo, ahí en República Dominicana -reflexiona la poderosa empresa- la gente está ansiosa de dinero y hay quienes hacen lo que sea para obtenerlo al precio que diga el ofertante.

Esa, se dirá  para sí, es una carga de miserables a los que sólo tenemos que subirles la voz e inmediatamente se callarán la boca para siempre y nosotros seguiremos en nuestra tarea ordinaria.

Ahí, la presea del honor, de la dignidad y el decoro la portan unas cuantas personas, la mayoría de ellas fuera del poder.

De modo que el peligro de impugnación y de pugnacidad se queda reducido a unas cuantas voces ecológicas, a uno que otro diario digno, chercha nomás, eso es todo tuyo.

Lo primero es soltar unas monedas en términos  de “relaciones públicas” y se te abren no sólo todas las puertas sino todas las ventanas del país.

Puedes incluso hacerle advertencias al mismo Presidente de la República sobre las consecuencias de cualquier pronunciamiento público que haga respecto a tu precioso metal, que es tuyo, tu conquista de batalla. Si lo sueltas, si  te dejas tumbar el pulso, nada volverá a ser como era.

Si por el contrario, exhibes una posición de fuerza, no va a pasar nada desfavorable y tú te quedas con el premio mayor de los 300,000,000 que nadie se ha sacado todavía hasta ahora.

No importa que te digan pirata, que te exhiban como una estafa internacional al medio ambiente, que te demuestren que contaminas con cianuro el agua, la tierra, los mares y que polucionas unas cuantas conciencias clave.

Te haces socio de gente influyente ahí, te buscas a unos de los Bush o a los Cisneros y a cada uno le prometes parte del botín encontrado fuera de toda casualidad en la isla de Gulliver.

Ese oro es tuyo, lo vas a sacar de la tierra (que ya no servirá para nada en el futuro, pero ese no es tu problema) con tu tecnología avanzada, con tus servicios de satélites, tus pantallas publicitarias, tus aparatos de grandioso potencial alterno, tu efectiva gente de influencia, tus lobbies y tu magnificente cabildeo internacional.

Esos que te reclaman lo que te pertenece con tu “seguridad jurídica” de por medio son escarceos de aborígenes desesperados.

No hagas caso de nada, sigue adelante, resistiendo hasta el fin, nada malo te va a pasar.

En una isla de comecocos, siembra de filibusteros, consuelo de los afligidos y tormento de los tormentos.

¿No ves cómo la Rosario se lo llevó todo? ¿No ves cómo la Falconbridge, la de Pedernales, la Gulf and Western en el Este y otras más, se salieron con las suyas?

Ahí todo se negocia, se pelea, se resuelve detrás de las cortinas.

Mantente dura y curvera y verás como le sacas el mejor partido a esa gente desesperada que no tiene dinero para mantenerse a flote.

Que no tiene la influencia tuya que andas por el mundo como chivo sin ley sin que nadie, con una que otra excepción, te ponga cortapisas u otros obstáculos afrentosos.

El Nacional

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