Opinión

Crisis y democracia

Crisis y democracia

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El 20 de enero de 1981, en su  discurso inaugural como Presidente de los Estados Unidos de América, Ronald Reagan expresó: “Para la crisis actual, el gobierno no es la solución a nuestros problemas, el gobierno es el problema”. Veintisiete años después, hemos comprobado que es todo lo contrario. Hoy,  el gobierno es la solución.

El salvamento financiero aprobado por las principales economías, más la declaración  de la reciente Cumbre de Washington, relanza la función de la política como “gobierno del espacio público compartido”, para que, entre otros aspectos, asuma la responsabilidad de regular la contradicción de intereses y la de proteger al ciudadano, no dejarlo a  merced de los designios del mercado.

Frente a la  desregulación  en los mercados financieros globales, sobre todo en Estados Unidos, se está produciendo un intervencionismo estatal que no puede ser excesivo. La regulación del mercado no debe ser su sustitución. Por eso es la hora de la política como gobierno de los intereses de los ciudadanos en el espacio que compartimos, desde lo global hasta lo local.

De ahí es que las soluciones que han aportado los gobiernos de Inglaterra y de Estados Unidos de América, así como de otras economías, para el rescate financiero exige ahora un paso adicional. De Wall Street a Main Street. Es decir, llegó el momento de tomar decisiones para dinamizar la economía, incrementar el nivel de vida de la clase media y de los trabajadores.

En ese sentido, oportuno es citar la decisión política del gobierno español de invertir el 1.1% del PIB para programas de infraestructuras y de creación de 300, 000 puestos de trabajo para el año próximo. Una medida, como esa, es también la que ha propuesto el Presidente Eeecto de Estados Unidos, Barack Obama, para estimular la economía americana, con amplios programa de inversión pública, para crear puestos de trabajo, redistribuir mejor la riqueza, recortando subsidios innecesarios y enviando una señal de control en el gasto público.

Es lo que le ha faltado al presidente Leonel Fernández. Este gobierno no ha dado una sola señal positiva. En vez de ahorrar,  gasta más. En vez de ejecutar programas  que fomenten el empleo, anuncia la Segunda Línea del Metro sin que la Primera Línea esté funcionando. Mientras en Chile  Michelle Bachelet prohibió que los funcionarios viajen en primera clase, aquí hay conductas oficiales que distan  de lo que exigen las  circunstancias.

¡Qué bueno sería ver que el gobierno anunciara que el 1% del PIB se destinará a programas para estimular la economía! Pero, a diferencia de lo que sucede en el resto del hemisferio, en donde  resurge la función de la política, en nuestro país el Gobierno no tiene iniciativas que puedan revivir la necesaria esperanza a los dominicanos ante un año 2009 del cual no se esperan cifras positivas. Es hora de crisis, pero también  de la democracia, pero de la buena, con calidad y con transparencia.

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