Opinión

CRÓNICA DEL PRESENTE

CRÓNICA DEL PRESENTE

La emisora fundada por Petán Trujillo en una acción loable, excepcionalmente trascendente en la vida cultural del pueblo dominicano, vino a completar en los matices más profundos de su personalidad, el perfil como nación de la República. No tenemos reparos en reconocerlo; ni nos importa un pito lo que aventureros y ascensoristas del antitrujillismo moderno, que se montaron en el largo ferrocarril del oportunismo después del 30 de mayo de 1961, sigan repitiendo, cincuenta años después de la desaparición física del régimen de Trujillo. En términos reales, verídicos, históricos, está bueno ya de que se siga confundiendo a los dominicanos, particularmente a los jóvenes, para que no tengan idea de las raíces verdaderas de sus orígenes y de su identidad cultural.

Rafael Solano, músico de primera categoría, gloria del pueblo dominicano, al hablar de esa emisora fundada por el hermano de Rafael Trujillo Molina y que cambió su nombre después por el de “La Voz Dominicana”, dice lo siguiente: “La Voz Dominicana fue en su tiempo, sin lugar a dudas, el más importante centro de radio y televisión en toda la América Latina, por encima de la CMQ en Cuba, XEW en México y Radio Belgrano en Buenos Aires. Nunca, en parte alguna había existido una emisora con un personal ni una programación tan abundante como excelente, desde la más simple audición de música típica hasta los montajes de grandes óperas, desde el más sencillo duetto hasta las más completas formaciones sinfónicas. 

El Palacio Radio-Televisor la Voz Dominicana era un real enjambre de músicos en movimiento, instrumentos en manos desplazándose de un estudio a otro, de programa en programa, cada día, desde muy temprano y hasta la madrugada (un centro nocturno operaba en la cuarta planta con música bailable y espectáculos). De entre tanta diversidad de agrupaciones, sin embargo, tres grandes orquestas constituían la columna músico-vertebral de la empresa: la Súper Orquesta San José, (bautizada así en honor al fundador), la Gran Orquesta Angelita y la Melódica. Estas tres formaciones diferían estilísticamente una de la otra: la San José, por ejemplo, de corte más internacional, se especializaba en el acompañamiento de las grandes figuras extranjeras; la Angelita, por su parte, aunque presta para todo, ponía más énfasis en los bailables, a la par con la Melódica. Cada una de estas orquestas iniciaba sus programas radiales, de televisión, fiestas y espectáculos teatrales con su característica musical o tema”.

Además de estas orquestas, que señala Solano, de incuestionable calidad, por la naturaleza de sus integrantes, músicos de primera categoría, esa emisora logró agrupar en su seno los mejores conjuntos de la música popular dominicana, comenzando por el merengue: El Trío Reynoso, Isidoro Flores y su Conjunto Típico, Las Hermanas Cruz; y aportaba por la calidad de los intérpretes de la música folklórica, como Joseito Mateo, Ñiñí Vásquez, y más luego Vinicio Franco, el perfil musical de la Nación.

El Nacional

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