Opinión

CRÓNICA DEL PRESENTE

CRÓNICA DEL PRESENTE

En la presentación del libro “Composición Social Dominicana”, en su sexta edición, afirmamos “Lo que hizo el profesor Bosch al escribir Composición Social Dominicana no fue repetir como un papagayo lo que habían dicho Marx y Engels y los demás maestros del materialismo histórico, sino usar el método de pensar de esos maestros y aplicarlo a la historia dominicana; y al hacer eso descubrió que la lucha de clases se ha llevado a cabo en nuestro país principalmente, y sobre todo a partir de la instalación de la República hasta poco después de la llegada al poder de Trujillo, entre diferentes sectores de la pequeña burguesía, no entre burgueses y proletarios.

Ese descubrimiento pasó a explicar por sí solo muchos aspectos de nuestra historia que llenaban de confusión a los que la estudiábamos, pero para llegar a ese descubrimiento, que es trascendental en la historiografía dominicana, el profesor Bosch tuvo que profundizar seriamente en el campo socio-histórico para llegar a darse cuenta de que en nuestro país, como en cualquier país de nuestras características sociales, no hay una simple pequeña burguesía; hay un complejo pequeño burgués compuesto por una alta, una mediana y una baja pequeña burguesía, y dentro de la capa de la baja pequeña burguesía hay además una baja pequeña burguesía pobre y otra muy pobre, y es de estas dos últimas capas de donde sale nuestro lumpen proletario, eso que los dominicanos llamamos comúnmente “tigueraje”.

Fue ese acierto o descubrimiento sociológico que le permitió al profesor Juan Bosch o “al Viejo” como cariñosamente lo llamábamos, explicar la existencia en nuestra historia de personajes como el Chivo, Baúl, Solito, Pablo Mamá y muchos como ellos limitados entonces en el siglo XIX y multiplicados ahora en la primera década del siglo XXI. Ellos, y otros  igual que ellos, convirtieron y convierten nuestra historia en un verdadero amasijo de hechos que los mismos podían y pueden tener el aspecto de heroicos que  actos de delincuencia de los más repugnantes. Eso explica, aunque muchos estén confundidos, la aparición en los medios de comunicación, como lo hemos afirmado anteriormente, de “maromeras y maromeros” de la difamación y la calumnia, utilizando el disfraz de rectores de la moral en la vida política de la Nación.

Esta caballería gigantesca, aunque no tenga la dimensión de la de Atila, rey de los hunos, en parte muy importante está financiada y al servicio de la USAID, que es el mismo instrumento de agitación, de difamación, de calumnias y de especulaciones, que mantiene en estado de alerta al gobierno de la República Bolivariana de Venezuela después del fallecimiento del Presidente Hugo Chávez.

El Nacional

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