¿Hacia dónde vamos?
El 23 del pasado mes de julio, esta columna Crónica del Presente salió publicada con el título de “Cuántos disparates políticos” y esa columna tenía como objetivo advertir a nuestras compañeras y compañeros, particularmente dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana, para que no se dejaran sorprender y engañar por la mayoría del sector que adversa al gobierno peledeísta y a nuestra organización.
Esos disparates, palabra que quiere decir “contrario a la razón”, han llegado al extremo de constituir o de inventarse un supuesto tribunal que juzgó al presidente de la Junta Central Electoral, acusado de fraude y de otros calificativos en relación con las elecciones del 15 de mayo de este año. El supuesto reo de una opinión popular, que no tiene sentido de la realidad de las cosas, fue condenado a 30 años de prisión que debía cumplir, supuestamente, en Montecristi, que es la patria chica del autor de esta columna.
Cuántas insensateces ¡Dios mío!, si cabe la exclamación, expresada por una persona que no tiene criterio religioso. En los momentos que el pueblo dominicano enfrenta serios problemas y que el mundo en otras latitudes u otros escenarios muy lejos de aquí sufre la agresión incalificable del terrorismo, que en la realidad de los hechos no es más que la reacción contra las naciones más poderosas del mundo, que bajo el liderato de los gobernantes de Estados Unidos de América, asaltaron a los pueblos del Oriente con la única intención de apoderarse de sus riquezas petroleras, cometiendo crímenes inexplicables e injustificables, como fueron el ahorcamiento de Sadam Hussein en Irak y la muerte de Muamar el Gadafi en Libia, seguidos por la persecución y la muerte de miles de dirigentes de esos países y de otras naciones de ese escenario oriental.
Aquí en América, particularmente en la República Dominicana, el PLD ganó las elecciones recibiendo el apoyo del 62% de los votos depositados en las urnas electorales, votos que son un legítimo y auténtico respaldo a la gestión de nuestro gobierno que preside el compañero Danilo Medina Sánchez. Esa victoria ha desquiciado totalmente a nuestros adversarios que actúan ignorando, intencionalmente, la realidad del momento que vivimos y coinciden y actúan en alianza con el CONEP, la AIRD, ANJE, ACIS, FINJUS, Participación Ciudadana, Centro Bonó y la AEIH y otras organizaciones financiadas por Estados Unidos como “la USAID, LGBT y algunos comentaristas radiales y de medios escritos que viven criticando al gobierno de la nación.
Mientras tanto, en Brasil, Colombia, Ecuador, Venezuela y Costa Rica los emigrantes haitianos que llegan a sus territorios son expulsados y enviados a la República Dominicana, no a su lugar de origen y nacimiento, con la complicidad y el silencio de la OEA y su Comisión Internacional de los Derechos Humanos, que no rechazan ese proceder de los gobiernos de esos países. A nosotros nos toca ahora aguantar todos los disparates de la oposición derrotada valiente y frontalmente en las elecciones de mayo, persiguiendo inútilmente que las elecciones sean reconocidas fuera de aquí como un fraude de carácter nacional.
Qué vergüenza sentimos los que hemos jurado defender la integridad de la nación dominicana, que el autor de esta columna no deja de reconocer y proclamar como un pueblo “Legendario, veterano de la historia y David del Caribe”.
