Opinión

CRÓNICA DEL PRESENTE

CRÓNICA DEL PRESENTE

¡División Berlanga!

 

XXV
La graduación como bachilleres del liceo secundario del municipio cabecera de la provincia de Monte Cristi, en el año de 1954 y la intención del autor de esta columna de ausentarnos del país para estudiar agronomía en Honduras, en el llamado colegio “Zamurano”, fue abandonada después de la conversación que sostuvimos con Mandito García, aquel amigo de nuestro padre. Nos trasladamos en los finales del mes de septiembre de ese mismo año a la ciudad Capital.

Dejamos ese escenario agrícola de la Grenada Company, llamado “División Berlanga”, que para ese momento había alcanzado el esplendor de su riqueza. Nuestra familia había residido en Jaramillo, Maguaca, Madre, Maguaca otra vez, lugar en que se había celebrado el matrimonio de nuestra hermana mayor, Mercedes Virginia, como habíamos relatado, con Fabio Ortiz, santiaguero y empleado de la empresa en la ciudad de Manzanillo.

El matrimonio de nuestra hermana Mercedes fue el primero en celebrarse de la hija de un empleado agrícola de importante categoría de la compañía, situación a la que se sumaba la realidad social de que nuestro padre era un veterano, excapitán del Ejército Nacional.

El desarrollo de las actividades agrícolas había llegado en el aspecto tecnológico a su más alta expresión y en Manzanillo, lugar en que estaba instalado el puerto de embarque de la producción agrícola, las actividades burocráticas y técnicas habían alcanzado un desarrollo admirable. Realmente en términos urbanos por la calidad de sus construcciones, Manzanillo era un pueblo encantador, surcado por doce o catorce calles de amplia dimensión, asfaltadas, con aceras cómodas y con un servicio energético de 24 horas para todo el poblado.

Para aquel momento estamos convencidos que no existía en nuestro país conglomerado urbano con las características modernas y construcciones o viviendas tan hermosas como las de Manzanillo. Los informes que se recibían y se conocían, eran que la Grenada Company actuaba de esa manera porque evitaba permanentemente tener contratiempos o contradicciones con el régimen dictatorial que encabezaba Rafael Trujillo Molina.

Cuando salimos de Monte Cristi trasladándonos a la ciudad capital, mi padre con el resto de la familia que la componían nuestra madre y mis dos hermanos varones, César y Joselyn, quedaron viviendo en Maguaca, ya que Mercedes y Fabio Ortiz residían en Manzanillo y Martha, la más pequeña de las hembras a la cual seguíamos, había pasado a residir en la ciudad capital y cursaba estudios en el conocido Instituto Dominicano Gregg.

Ya en ese momento el afamado equipo de béisbol fundado por Fernando Badía en la finca Madre, había desaparecido porque su creador y manager se había retirado de sus funciones como empleado de la compañía. La importancia en el escenario regional beisbolero, como representante de la empresa bananera, la había asumido el equipo de Manzanillo en el cual se había iniciado como jugador de importancia la legendaria figura de Juan Marichal.

El manager del equipo de Manzanillo era Fernando de Lara Viñas, “El Loro”, mocano, a quien hemos mencionado en el desarrollo de esta historia de la División Berlanga de la Grenada Company, quien es además el autor de un libro de extraordinaria importancia que se conoce con el nombre de “Reminiscencias de un bananero”. Continuaremos…

El Nacional

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