Opinión

CRÓNICA DEL PRESENTE

CRÓNICA DEL PRESENTE

Euclides Gutiérrez Félix

El autor de esta columna considera que en la historia contemporánea del pueblo dominicano del siglo pasado se produjeron tres grandes episodios. El primero de esos episodios lo constituye la expedición gloriosa que, en julio de 1949 arribó por la bahía de Luperón en Puerto Plata, para enfrentar en el terreno militar al régimen de Rafael Trujillo Molina, y que hacía 19 años mantenía el control militar, político y económico del país.

Ese control continuará reflejándose, no importa los años transcurridos. De esos acontecimientos continuaron las expediciones de junio de 1959, que llegaron a tierra dominicana por la vía aérea por Constanza y por la marítima en Maimón y Estero Hondo cuatro días después, que la integraban aproximadamente doscientos expedicionarios en su inmensa mayoria dominicanos, entre los cuales había también cubanos, venezolanos, puertorriqueños, estadounidenses y nicaragüenses.

Esa expedición llamada de “La Raza Inmortal” tuvo como punto de partida a Cuba después de la Revolución triunfante que encabezó Fidel Castro Ruz.

Cuando la expedición de junio de 1959 se había hecho notorio que Rafael Trujillo Molina, asesino político, selectivo, represivo, e intolerante, había perdido el sentido de la prudencia que guía siempre a los asesinos profesionales.

El secuestro de Jesús de Galíndez, español, que había sido secretario de Trujillo y residía en Estados Unidos como catedrático de la Universidad de Columbia y fue transportado a la ciudad de Santo Domingo y muerto en tierras dominicanas. Detrás de la muerte de Galíndez, vinieron la de Gerald Lester Murphy, piloto del avión que trasladó a Galíndez, el doctor Miguel Rivera, médico que venía a bordo del avión y más luego Tavito de la Maza, oficial piloto de la Fuerza Aérea Dominicana.

Pero fueron las expediciones de junio de 1959 las que cuartearon, si cabe la expresión, las bases del régimen trujillista y como consecuencia de esa realidad, se develó el complot clandestino 14 de junio y más luego la muerte de las hermanas Mirabal.

La carta de Juan Bosch del 27 de febrero de 1961 a Trujillo, le advertía lo que iba a suceder, con la experiencia extraordinaria de ese gran maestro político; y así vino el 30 de mayo de 1961, que es el segundo gran episodio de la historia contemporánea del siglo XX de la República Dominicana.

El ajusticiamiento del 30 de mayo de 1961 es el cuarto magnicidio que llevan a cabo los dominicanos en el escenario político del país. Actuando en contra de los intereses políticos de Estados Unidos de América, que estaban asegurando apoderarse de la inmensa fortuna de 320 millones de dólares que Trujillo dejó en suelo dominicano, país que había incorporado en el orden agrícola, industrial y económico al siglo XX, el pueblo dominicano votó por Juan Bosch para presidente de la república el 20 de diciembre de 1962.

Los yanquis, la oligarquía criolla de escaso desarrollo económico, social y político y la Iglesia Católica, conspiraron para derrocar el gobierno constitucionalista de Juan Bosch, y así lo hicieron el 25 de septiembre de 1963.

El tercero de esos episodios, apenas transcurridos dos años después, el 24 de abril de 1965, los militares dominicanos apoyados por el pueblo, respondieron a Estados Unidos, a la oligarquía y a la Iglesia con un levantamiento popular que asombró al mundo y que dio oportunidad para que los dominicanos demostraran que éramos realmente un pueblo valiente.

Por esas razones y por esos hechos, aun vive la nación dominicana, este pueblo admirable, coherente, decidido y que fue reconocido por Fidel Castro Ruz como “Pueblo legendario, veterano de la historia y David del Caribe”.

El Nacional

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