Opinión

Crónica del Presente

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Febrero: Mes de la Patria

La historia del pueblo dominicano, como las de otros pueblos americanos está repleta de fechas importantes en las que sucedieron o se iniciaron episodios extraordinarios, gloriosos,  que en el caso nuestro fueron jalonando las bases de una conciencia y sentimiento patriótico que sirvieron de antecedentes al proceso histórico de la formación de nuestra nacionalidad. En el caso dominicano, sin temor a equivocarnos y sin que se contemple como una expresión de chovinismo, estos acontecimientos históricos son más numerosos, con perfiles y matices de mayor trascendencia que la de otros episodios históricos que han ocurrido en los pueblos hermanos de esta “América Nuestra”, como la llamó José Martí.

Haciendo un recuentro cronológico, tal vez no de las fechas con precisión, pero sí en muchos casos de años y meses, en el lejano pasado de hace más de 500 años, quizás a finales de 1493, se produjo el asalto, incendio y destrucción del pequeño Fuerte de “La Navidad” que Cristóbal Colon construyó en el extremo Noroeste de la isla  La Española. Allí fueron exterminados 40 españoles dejados por el gran almirante bajo el mando de Diego de Arana; Canoabo y Mairení jefes aborígenes de la parte Sur, marcharon hacia el Norte y destruyeron la construccion que señalaba el inicio del largo, sangriento y doloroso proceso de la conquista y colonización del continente llamado después América. 27 o 28 años después,  inició Enrique, Cacique del Bahoruco, el heroico levantamiento contra el abuso y explotación de los colonizadores.

A finales de 1521 o principios de 1522 ocurrió el primer levantamiento de negros esclavos en  La Española, que tuvo como escenario el ingenio que en las cercanías del río Nigua tenía el Virrey Gobernador Diego Colon. Entre abril y mayo de 1655, los criollos españoles, blancos y mulatos, derrotaron vergonzosamente las tropas inglesas que llegaron  bajo el mando de Penn y Venables, con la misión de conquistarla para  despojar a España de sus posesiones continentales. Idea y proyecto de Oliver Cromwell que culminó con la derrota militar más humillante que ha recibido un ejército inglés en la historia de esa nación. A partir de ahí, en 1691, en la batalla de La Limonada, y más de un siglo después, 1808, en la batalla de Palo Hincado, quedaron echadas las zapatas, imborrables, del nacimiento de la Nación dominicana. Esos fueron los antecedentes militares, heroicos, admirables, únicos, que permitieron a partir del 27 de febrero de 1844 dar vida y mantener viva la República que concibió Duarte y sus compañeros próceres de ese episodio, también heroico, glorioso y único.

Doce años de guerra, de 1844 a 1856, frente a los ejércitos haitianos que culminaron en la batalla de Sabana Larga sirvieron para consolidar y perfilar la decisión republicana, espartana, de nuestro pueblo, no solamente derrotando a los haitianos en el orden militar y político sino también como antecedente para iniciar contra la vergonzosa anexión a España la rebelión de los dominicanos, que entró en su etapa definitiva el 16 de agosto de 1863 con el Grito de Capotillo, donde fue enhestada la bandera, símbolo de la Patria, en ese legendario cerro de la frontera. Poco después, en 1868, el inicio de la Guerra de los Seis años,  una tercera guerra de independencia, que impidió la anexión  a  Estados Unidos.

Se produjo en 1916 la primera intervención militar de  Estados Unidos, enfrentada en una acción de sacrificio colectivo en la batalla de La Barranquita, en la cual entregó su vida junto a otros compañeros el inmortal  Máximo Cabral, cuyo ejemplo y espíritu insufló a partir del 28 de abril de 1965 a la vanguardia de la dignidad y el honor de nuestro pueblo, que en apoyo al liderato  de Juan Bosch y bajo la jefatura militar y política  de Francisco Caamaño Deñó, Rafael Fernández Domínguez, José Francisco Peña Gómez, Manuel Ramón Montes Arache, Juan Miguel Román, Euclides Morillo y miles de dominicanos y dominicanas, enfrentaron la injustificable y abusiva intervención  de la infantería de marina de Estados Unidos que dieron lugar a ese episodio ejemplar que hemos llamado  Epopeya Incompleta.

Febrero es el Mes de la Patria porque es el resumen y la síntesis de ese largo camino lleno de vicisitudes, caídas y glorias de nuestro pueblo. Único en América que se ha visto obligado a combatir en su territorio contra españoles, ingleses, haitianos, españoles otra vez y estadounidenses. Es la República, proclamada en febrero de 1844 y ratificada en agosto de 1863, defendida y ratificada a partir de 1916 y más tarde, a partir del 28 de abril de 1965. Es la patria forjada a sangre y fuego, con dignidad y heroísmo, e hija de esa patria es la República que vivirá eternamente, sin importar las ONG, los traidores y  voceros pro haitianos, auténticos “amañesados”, pseudos demócratas que actúan en su perjuicio, al servicio de quienes los  financian y conspiran contra su existencia.

El Nacional

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