Con asombro y deleite leí, el pasado jueves, parte del contenido de la misa oficiada por el Sumo Pontífice el Miércoles de Ceniza en la basílica de San Pedro. Digo asombro, porque son inusuales de un Papa, y no fue mayor porque este ya casi no lo es, había formalizado renuncia 48 horas antes. Dado el enmarañado, oscuro y nebuloso campo en el que se desenvuelve la cúpula de la Iglesia Católica, y las críticas precisamente a esta que expresó, pienso que cualquier cosa le pudo haber pasado y no olvidemos al predecesor de Juan Pablo II.
Lean estas prendas de Joseph Ratzinger: El papa Benedicto XVI condenó ayer con severidad los males que aquejan a la Iglesia, como la hipocresía y sus divisiones internas La Iglesia está en ocasiones desfigurada por las divisiones dentro del cuerpo eclesiástico”.
No puede sentirse mayor deleite, en personas de nuestro matiz ideológico oír de alguien con tanto poder y tradicionalmente ubicada a la derecha política frases como ésta: El Papa alemán lamentó, igualmente, la “hipocresía religiosa”, así como “el comportamiento de los que aparentan” y las actitudes que buscan ante todo “los aplausos y la aprobación”, e instó a superar “el individualismo y las rivalidades”. Lucen declaraciones de Fidel o Guevara.
Esa es la iglesia que me gusta, no en balde he dedicado mis tres últimos libros a los sacerdotes Francisco Batista (Pancho), Rogelio Cruz y Regino Martínez, y en reafirmación de fe voy a ir en peregrinación a escuchar sus misas esta Semana Mayor. En ese orden, estaré en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Hatillo, Mao, junto al padre Pancho el Jueves Santo (28 de marzo), el Sábado de Gloria acompañaré en Dajabón a Regino en su parroquia de pobres, desarrapados, harapientos y haitianos, y resucitaré con Cristo el Domingo en compañía de Rogelio, oyendo su homilía en La Vega: parroquia Victoria de Santo Domingo Savio a las 9 de la mañana. Acompañe en este peregrinaje, y no se arrepentirá, al que escribe Cuando sea presidente.
