Los dominicanos ya estamos costumbrados a las múltiples y variadas denuncias, sobre supuestos o reales actos de corrupción administrativa, que suele hacer la oposición política cada vez que se avecina un proceso eleccionario.
Lo cierto e innegable es que desde el inicio de nuestra era democrática hasta hoy día, esa es el arma más poderosa que empuñan los adversarios para utilizarla en contra de la organización política que está en el gobierno.

Lo que claramente se busca es confundir, engañar, pretender hacer desviar la intención del votante, en aras de conseguirle votos a su candidato preferido.

Y resulta y viene a ser que como el actual presidente, licenciado Danilo Medina, candidato a la presidencia por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), goza de una popularidad por encima del 60%, pues lo más natural es que su contendor más cercano, señor Luis Abinader, en adición a sus asesores estratégicos de campaña, intenten hacer hasta lo imposible con la intención de provocar que descienda forzosamente del lugar privilegiado que se encuentra el candidato de los morados.
Por eso están con la cantaleta de que la corrupción ha crecido con este gobierno. Y es todo lo contrario.

Porque en honor a la verdad, sin politiquería ni cosa parecida, el licenciado Danilo Medina, presidente-estadista, no ha fracasado en la lucha contra la corrupción administrativa. En nuestro país ha disminuido la pobreza y la tasa de desempleo, crece la construcción de escuelas y viviendas, de puentes y de carreteras, de elevados y grandes avenidas. Y eso es muestra contundente no sólo del excelente manejo de los fondos públicos sino, además, de las correctas ejecutorias de las políticas públicas del gobierno que preside Danilo Medina.

Los auspiciadores de esta campaña que apunten para otro lado, porque los votantes dominicanos, que no tienen ni una pizca de tontos, reconocen en el presidente Danilo Medina, quien es un gobernante honesto, su afán de que siempre prevalezca en la administración pública la ética y la transparencia.