Opinión

De acuerdo con Miguel

De acuerdo con Miguel

El ingeniero Miguel Vargas parece que, por fin, quiere  comportarse como líder, o algo así. Hace poco expresó que deseaba un entendimiento con el agrónomo Hipólito Mejía, candidato perredeísta en los pasados comicios. Siempre que sea un acuerdo justo que, sobre todo, reivindique al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), ¡enhorabuena!

Ya era tiempo de que el joven y pujante empresario de la construcción se diera cuenta de que, quien elige como aliado al contrario, a final de cuentas, no sólo se irrespeta sino que jamás puede reclamar consideración, pues, de hecho, se hace reo de conmiseración; la más abyecta de las condiciones humanas. ¿De qué vale todo el oro del mundo, si se pierde la dignidad?

Después del papelazo del año 2008, debido a la desastrosa estrategia implementada por unos asesores importados que no conocían la realidad del país ni la historia del PRD, pero mucho menos la cuasi idolatría de los perredeístas por los símbolos del partido, por contradicciones con el entonces presidente de la organización, Miguel cae, cual guanábana, en brazos de Leonel.

Ese fue el inicio del “striptease” que finalmente devino en indecorosa desnudez, para escarnio de los jóvenes que, como yo, vimos en Miguel el necesario relevo generacional, como siempre me aseguró mi padre, quien, no obstante ser colaborador cercano del presidente Jorge Blanco y del doctor Peña Gómez, de lo único que aún se ufana es de ser un soldado de la causa perredeísta, convencido de que es la causa de los dominicanos.

Negar que hoy me sienta burlado y, en cierta medida, frustrado, sería una insolencia. Como depositario de las cosas buenas que para cada hijo desea su progenitor, nunca olvido su interés en reiterarme que “la lealtad y el agradecimiento son sentimientos tan altos que ennoblecen al hombre, hasta tanto no lastimen su integridad moral” (sic). Todo tiene un límite, me dijo.

Así las cosas, pienso que lo más aconsejable para resolver la problemática perredeísta, es abrazar la propuesta del doctor Hugo Tolentino, habida cuenta de que a través de un plebiscito, contemplado estatuariamente, las bases del partido, decidirían de manera soberana lo que más conviene al PRD. ¡Donde hay igualdad, no hay ventaja!… ¿Cierto?…

El Nacional

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