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De José Martí a Máximo Gómez

De José Martí a Máximo Gómez

El Centro de Estudios Martianos publicó en La Habana en el año 2003, la fluida y abundante correspondencia sostenida por el Apóstol cubano José Martí con el gran libertador de la República de Cuba, el dominicano Máximo Gómez, nacido en la provincia de Baní, el 18 de noviembre de 1836 y muerto en La Habana, Cuba, el 17 de junio de 1905.

 La compilación, revisión y notas del volumen referido, estuvo a cargo de Nadia García Estada y Rafael Ramírez García; quienes en su esmero por proyectar los lazos de gran amistad, compañerismo, heroísmo y solidaridad que unificaron a estos dos grandes patriotas latinoamericanos, concluyeron la composición de unos de los libros que mejor retrata el espíritu revolucionarios de estos dos adalides de la independencias de “Nuestra América”, como decía Pedro Henríquez Ureña.

Los antecedentes de este trabajo corresponden a “Papeles de Martí”, publicada en La Habana por  Gonzalo de Quesada y Miranda en 1933.

Fechada en Guatemala (1877),  la que sigue es una de las tantas misivas enviadas por el cubano al dominicano.

Esta refrenda el compromiso de ambos con la independencia de nuestros pueblos.

 “General:

He conmovido  muchas veces refiriendo la manera con que Ud. Pelea -la he escrito, la he hablado: -en lo moderno no le encuentro semejante: en lo antiguo, tampoco. -Sea esta una para que Ud. disculpe esta carta.-

Escribo un libro, y necesito saber qué cargos principales pueden hacerse a Céspedes,  qué razones pueden darse en su defensa- que, puesto que escribo, es para defender. -Las glorias no se deben enterrar sino sacar a luz. Sobre todo, necesito saber qué fue de una carta que Ignacio Agramonte envió a Céspedes sobre renuncia de mando y mantenimiento de pensión.-

A otros pudiera dirigirme: en Ud. fío. Como algún día he de escribir su historia, deseo comenzar ya haciendo colección  de sus autógrafos. De mí, tal vez nadie le dé razón, Rafael Mendive fue mi padre: de la escuela fui a la cárcel, y a un presidio, y a un destierro, y a otro. -Aquí vivo, muerto de vergüenza porque no peleo. -Enfermo seriamente y fuertemente atado, pienso, veo, escribo. -Veo las pobrezas de estas tierras, y pienso con orgullo, que nosotros no las tendremos. -En tanto que, en silencio, admiro a los que lo merecen, y envidio a los que luchan, sírvase darme las noticias históricas que le pido, -que tengo prisa de estudiarlas y de publicar las hazañas escondidas de nuestros grandes hombres. -Seré cronista, ya que no puedo ser soldado.

No extrañe este lenguaje. -Cuando se sirve bien a la patria, se tienen en todas partes muchos amigos viejos. -De los más ignorados, no de los menos ardientes, es para el General animoso, poco el mutilado silente”.

JOSÉ MARTÍ

Guatemala.

El Nacional

La Voz de Todos