Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

Los pacientes y sus cosas

Una de las relaciones más profundas se da entre un médico y su paciente en la intimidad del examen y el interrogatorio.

La gente que acude quiere cosas muy concretas: saber lo que tiene; que se lo resuelvan y a la mayor prontitud, sin dolor y de preferencia “lo más económico posible”…

Con más frecuencia el paciente y sus familiares ejercen sus derechos a estar informados y a criticar las actitudes de ese ser humano que se dedica a la profesión hipocrática.

“Doctor, tómeme la presión”. Es una solicitud en donde el paciente siente que “le han puesto los aparatos”.

“Qué raro no me solicitaron análisis”. El que sale de una consulta le gusta que le exploren el cuerpo. En nuestro medio materia fecal, orina y hemograma son determinaciones clásicas de laboratorio.

“ Yo prefiero las inyecciones y si es en la nalga , mucho mejor”. La potencialidad de un fármaco la gente la mide por la espectacularidad de la vía de administración. Un motoconchista me decía: “Doctor Mella a mí lo que me gusta es que le pongan sueros y vitaminas a mi vieja”. Para mucha gente un bajante de solución intra venosa a goteo lento y coloreado, es la salvación.

“Póngame una vitaminita por favor”. El dominicano solicita todo por diminutivos: si es en un restaurante, la cuentecita, si es una tajalana es  “la muchachita ” etc. Mucha gente percibe que si no sale del consultorio con la prescripción de un multivitamínico el galeno no ha hecho nada.

“¿Usted no tendrá por ahí una muestrecita?”. La promoción de un fármaco ante el prescriptor consiste en dejar parte del medicamento para ser ensayado mediante regalo en determinados pacientes.  En la tradición socio cultural nuestra “el dao” es una institución.

Con el agravamiento de la situación económica he comprobado que los sectores medios, antes con cierta comparonería, han perdido su recato y son los que más solicitan ese regalito.

Es frecuente encontrarse con envejecíentes que de forma imperativa le dicen a sus  médicos: “no me cambie mis medicinas”.

Cuando la gente exclama con un dejo de orgullo “¡mi médico!”, está otorgando a la relación  un sentido de posesión.

El cliente nos juzga: “¿Tú viste lo buenmozón que es el doctor?”;

“Pregúntale a donde hizo su especialidad”; “A mí no me gusta que los médicos me vean desnuda”, “Ese medico es una dama”…

Miles de expresiones y circunstancias matizan la relación interpersonal más exquisita y profunda que se conozca en la historia de la humanidad.

Termino diciendo a médicos y pacientes que  la clave es cultivar la relación con mucho amor y, ante todo, respeto.

El Nacional

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