Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

Un dirigente del Gobierno ha planteado que se paralicen las obras en construcción por diez años y me he puesto a pensar que un Estado con una deuda externa hipertrofiada, con una balanza interna deficitaria y presionado por la solicitud de préstamos millonarios que piensan reclamar hasta con “armas en la mano”; ¿qué harían con tanto dinero?  Máxime que las inversiones  millonarias que surgieron como consecuencia de la seducción  conquistadora de votos en las pasadas elecciones, por conducto de “ayudas” especiales, complicó más la economía nacional.

He pensado… ¿Cuántos recursos se conseguirían con solo paralizar la construcción de una segunda línea del metro?  ¿Y si logramos reducir,  aunque sea en un 50 %, la corrupción administrativa como ha sugerido una institución contratada por el mismísimo Presidente y como se recomendó en Guatemala?  (2006)

Si tenemos casi un millón de diabéticos, ¿no se podría compartir la tarjeta de solidaridad con una tarjeta de  medicamentos esenciales gratis para todos esos casos?

Los que sufren de presión alta (hipertensos) constituyen un verdadero ejército…  y si previamente se hace una pesquisa de los más pobres, les garantizamos, quizás sacrificando el bono-gas, una tarjeta especial que se llame “para salvar tu vida controla la presión alta”. Este documento será gratuito y renovable.

Como el Presidente ha dicho en la ONU que el país no podrá cumplir con los Objetivos del Milenio y dentro de esos propósitos están involucrados la mejoría de los índices de HIV Sida, mortalidad infantil y mortalidad materna. Entonces, ¿qué se puede hacer?  En vez de beneficiar a grupos que se encargan de “construir nuevos hospitales y equipar los mismos,” podemos ampliar los fondos y profundizar las políticas que promuevan  embarazos sanos y a edad adecuada con riguroso seguimiento en los centros de atención primaria; profundicemos la campaña para disminuir los embarazos en adolescentes; extendamos a todo el país, obsesivamente, la atención al embarazo en alto riesgo y, si da tiempo, incrementar el presupuesto en salud para reforzar estos componentes: educación para la salud; protección especifica (vacunas); planes nutricionales en la frontera (no repartidera clientelar de fundas de alimentos). Debemos ir en auxilio con dinero, a lo que se ha llamado el seguro de los pobres: Senasa.

¿Y si vamos en la asistencia real al millón de gente que toma “pastillas para los nervios”, algunos de ellos deambulando en las grandes ciudades y los campos totalmente alienados de lo que ocurre a su alrededor? En Cuba acudíamos a su propio hogar y le inyectábamos un medicamento especial todos los meses.

Con un  Presidente dando cátedras de cómo armonizar el mundo pero que no se sienta como un gerente a administrar con firmeza y determinación a este país, lo que viene no es bueno. Y por favor, cuéntenme entre los columnistas no pesimistas de nuestra

nación.

El Nacional

La Voz de Todos