Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

Miles de hombres en todo el mundo sufren por no haber obtenido una respuesta positiva de parte de  la mujer que creen amar y hacen esfuerzos, a veces por varios años, por conquistarlas.

Es cierto que el dinero, el poder, las influencias familiares y políticas, presionan a dos seres humanos para que se unan, pero “levantarse” una mujer es una labor titánica,  muchas veces, de persistencia, muela, detalles, entre ellos varios envíos de flores, y una labor de escarceo que incluye un profundo estudio biográfico de la mujer deseada y amada.

Le voy a ofrecer al  lector un prontuario basado en años conversando con amargados  del amor imposible.

Ninguna mujer es imposible de conquistar. Juan Luis Guerra poetizando el tema dice:  “Las palmas son más altas y los puercos comen de ellas”.

Tienes que diferenciar, cuando estás “asfixiado” de una mujer, si te gusta, la admiras o quieres dar un  “golpe de bragueta”  (esto último en caso de que la pretendida sea muy rica).

Con la pretendida puede ocurrir: una noche y adiós; una noche y nos exploramos de manitos tomadas y una suerte de “dame tiempo” (esperanzas), pero la situación se desgasta y ella se niega a aceptar nuevas convocatorias, en la última oportunidad el pretendiente torció su vehículo hacia lugares de intimidad en la profundidad del malecón… y la dama  no aceptó. Cual que sea una pretendida, en una primera oportunidad es un grave error conducirla a un motel, por ejemplo, salvo que ella lo sugiera, en cuyo caso “pierde puntos” con su consorte. La cultura popular descalifica a la dama que se entrega a la primera salida.

A veces las situaciones son más específicas y los preámbulos amatorios son más concretos; veamos: El que está en búsqueda se para a bailar y fricciona su cuerpo con su pareja con señales de erotismo, con erección del pene, sin que la dama se retire; con movimientos sísmicos y rítmicos pélvicos los danzantes, repitiendo más de una pieza la pareja. Esto  suele devenir en  que se ausenten de mutuo acuerdo a un lugar de  mayor privacidad, para complementar con actos más comprometedores, lo que inició como un preliminar que los llevó a dar el paso.

Al otro día entre arrepentimiento y la sensación del placer que da lo prohibido ella le confesó a una amiga: “Los tragos me traicionaron”.  Las abuelas de nuestros campos tienen dos grandes consejos: “A los hombres no se les aguanta mirada” y “No me baile pegado con  desconocidos”.

La seducción es sutil y un primer encuentro, amortiguado o lubricado por bebidas espirituosas, puede generar una corriente de identificación con frases como: “Parecemos almas gemelas”, “Aunque no ocurra nada esta noche, existe la expectativa de que algo ocurra en el futuro”, “La semilla está vertida”.

La culpa recíproca, máxime, cuando ambos contendientes, que se conocen  o se reencuentran, es un elemento a tratar. “Yo te agarré las manos y te di un beso en la mejilla, pero olvídalo todo, yo respeto mucho a tu mujer”. La marca ha quedado, pero el pronóstico  es reservado.

En toda reunión social hay mujeres y hombres coquetos, encantadores de serpientes, que ofrecen el Paraíso; pero son buche y pluma nada más. Son capaces de darle cuerdas al más avezado, pero a la hora de la verdad corren raudas y veloces. Son narcisistas e histeriformes que no se entregan por amor a nadie, su ego es tan hipertrofiado que no se concentran y el orgasmo es una palabra rara que difícilmente experimentan.

El Nacional

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