Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

POR: César Mella

Cesarm2@codetel.net.do

 

La palabra sana y cura…

Iván Pávlov, fisiólogo ruso, demostró que la palabra en sí misma producía un reflejo condicionado que podía ser positivo o negativo.

Una joven escuchó un piropo exquisito de un galán: “Desde que la vi pensé que usted había descendido del Cielo envuelta en rosas”…

Un paciente atribulado puso atención cuando su médico le dijo: “Don Pedro su situación no es grave, en una semana va a sentir mejoría, además usted me tiene a mí que soy su médico y su hermano 24/7”…

Tanto la bella dama como el atormentado paciente se relajaron, sonrieron y se sintieron importantes….

¿Qué pasó?

Sin duda el efecto de la palabra.

Otro escenario:

“Maldito muchacho del diache”… esta frase determinó tensión, lágrimas y temor en el niño tímido e inseguro cuando el ogro de su padre profirió estos insultos antes de propinarle una fuerte paliza.

En la relación con el paciente en psiquiatría uno de los aspectos medulares es la comunicación verbal (el uso de la palabra).

La palabra del terapeuta, acompañada de una postura pre verbal de cariño y comprensión, es el principal vehículo de interacción cognitivo afectivo en la psicoterapia.

Freud y Breuer consideraron que la catarsis (no era más que la palabra vomitada como sacando un nudo traumático), y la verbalización adecuada era la vía expedita para hacer consciente algo que estaba perturbando la vida emocional de un ser humano desde el inconsciente.

Cuando un paciente bajo estado de relajación repite frases como las siguientes: “Siento total tranquilidad”; “Mi corazón late tranquilamente”; “Todo mi cuerpo está relajado” etc. es lo que se llama autosugestión.

Entiendan, si uno mismo se cree lo que él mismo se está induciendo y si, además está bajo estado de relajación muscular y con los ojos cerrados, es natural que se tranquilice.

Es por ello que la mayoría de los cultos espirituales: yoga, mandrax, meditación tibetana etc. son tranquilizadoras.

Mesmer ( siglo XVIII) fue de los iniciadores del uso de la palabra para inducir la hipnosis.

Charcot (médico francés) utilizó la palabra para persuadir y sugestionar a pacientes en trance histérico.

Observen que los brujos y hechiceros hablan, miran y tocan de una forma especial utilizando altares y atuendos sugestivos, en medio de la oscuridad y sugieren a sus entrevistados que cierren los ojos.

Berheim escribió que el efecto seductor de la palabra dependía mucho del grado de sugestionabilidad del aconsejado.

Dubois (1912) dijo “el efecto persuasivo de la palabra corrige distorsiones o creencias erradas de los pacientes”. Albert Ellis en los años 70 amplió este concepto utilizando la psicoterapia racional emotiva con el paciente en estado de vigilia.

El psicoanálisis trató de desentrañar palabras (chistes, sueños contados por el paciente, actos fallidos, resistencias etc.), pero narrados en su propia palabra, que serían interpretadas por el analista , como símbolos o señales para llegar a las raíces inconscientes de posibles traumas.

La palabra es el canal con que las ideas y los pensamientos se hacen audibles por el otro.

Cuando un terapeuta cognitivo conductual hace que su paciente cambie ideas erróneas por conceptos positivos, lo que sustituye son creencias pero con las palabras adecuadas.

El Nacional

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