Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

César Mella

Ese niño fuñe que te fuñe…

¿Qué es el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDH-H)?
Miles de niños y adultos en el mundo presentan una condición que les impide estar tranquilos por mucho rato e incluso concentrarse adecuadamente.
Padecen de una condición cerebral que se agrupa en tres categorías:
Hiperactividad
El comportamiento es excesivamente activo. (Volado o inquieto)
Falta de atención
Tendencia a no prestar atención demostrando indiferencia o descuido. (Ddistraído o despistado)
Impulsividad
Hacen cosas sin pensar en sus consecuencias. Existe un problema con el comportamiento inhibitorio. (Alocado)
¿Quiénes pueden padecer TDH?
Cualquier persona sin importar edad ni sexo. Inicia en la infancia, pero puede permanecer hasta la adultez.
Se ha estimado que una de cada 20 personas puede padecer esta condición. El 60% de los niños con este quebranto lo conservan en la adultez.
Estos niños sufren mucho en el seno de la familia y en la escuela. Castigos y cocotazos a granel marcan su biografía.
En estos casos existe una química cerebral alterada que implica el metabolismo de un neurotransmisor llamado dopamina y estructuras llamadas núcleos grises de la base, que son circuitos que gobiernan los movimientos involuntarios del cuerpo .
Se trata de niños inteligentes, pero que no rinden como deberían en sus notas pues como no se concentran están como una veleta, “de aquí para allá”.
Los psicólogos clínicos aplican test o pruebas para medir qué es lo que pasa y diferenciar si la hiperactividad se acompaña o no del déficit de la atención.
bCosas tan sencillas como mantenerlos ocupados: Ej. en la escuela pedirles borrar la pizarra o los mandados a la dirección etc . Incluirlos en un deporte activo, en fin darle salida a toda esa energía.
Lo raro es que estos niños duermen bien y suelen ser simpáticos, a veces irritables, cuando se les contraría…
El diagnóstico es complejo y a veces el padre dice: “Pablito no es capaz de mantener un video juego”..
La medida más difícil de decidir es si medicamos al chico o si solo se maneja con psicoterapia conductual.
Los psicoestimulantes como el metilfenidato y otras drogas modernas bien aplicadas por un psiquiatra infantil suelen dar resultados maravillosos.
Un efecto paradójico sobre la corteza cerebral actúa sobre los núcleos grises de la base del cerebro y el muchacho “se aplaca y se concentra mejor”.
Fuertes críticas se han formulado desde las trincheras de la anti psiquiatría para impedir que estos chicos se mediquen, son parte de una activa polémica en los foros mundiales.
Si a mí me preguntan, que no soy psiquiatra de niños, y que sí he medicado unos cuantos adultos, todos estudiantes de medicina, ¿que si soy partidario de medicar algunos casos? Respondo sin reparos que sí.
La observación clínica nos dice que muchos niños después de la pubertad “se van amansando”, incluso, la condición desaparece sin rastros.
He decidido escribir este domingo de este tema harto conocido, para defender el hecho de que no son jodones, despistados, necios, intranquilos, ni malos estudiantes, son enfermos de la función cerebral que requieren de nuestro amor; de nuestra paciencia y a veces de la medicación supervisada por cuatro entidades: la familia, los maestros, los psiquiatras y los psicólogos….

El Nacional

La Voz de Todos