Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

Los médicos no mueren…

Estamos despidiendo al ginecólogo Luis Betances y al ortopeda Pedro Green.

¿Es la ley de la serie estadística o es que en los últimos meses se despidieron prestantes figuras de la medicina?

¿Ustedes recuerdan a Ángel Chan Aquino? Fue precursor de los transplantes cardiacos y fundador del Instituto de Cardiología.

¿Saben los jóvenes galenos de la existencia de tres damas de la pediatría idas a destiempo?

Josefina García de Cohén, precursora de la endocrinología en niños; Marianela Castillo de Ariza y sus aportes en la  reumatología pediátrica; ¿y qué decir de la ingente labor de Hilda Fernández?

El humano trata de evitar el sufrimiento archivando recuerdos desagradables… pero es que son muchos los colegas que nos dejaron. ¿Cuáles y cuántos se me están olvidando?.

Me viene a la mente Norman de Castro y sus aportes a la hematología.  ¿Dónde está Ney Arias? ¿Operando?

¿Sabía el lector que el urólogo Víctor Benedicto, ido también, fue un diestro músico sinfónico?

¿Recuerdan la ingente labor humanitaria ofrecida por la oftalmóloga Josefina Garrido?

Murió el doctor Manolín Vargas Lemonier, fisiatra y en San Juan se nos fue el activista social Lidio Peña.

¿Cuántas calles llevan esos nombres? ¿Una clinica? ¿Un hospital?

¿Qué calle lleva su nombre y quién fue Asela Morel?

En esta tierra de Antonio Zaglul, Vinicio Calventi, de Hugo Mendoza recordamos en la distancia a dos gigantes de la filantropía: José Antonio Zaiter y Dinzey Mason, precursores de la medicina privada humanitaria y de bajo costo.

Yo me niego a aceptar que Abelito González, padre de la urología de este país se haya despedido sin avisarnos. Ese fundador de dos grandes centros privados es tan querido por los que fuimos sus discípulos que yo creo que aún anda por ahí después de haber embalsamado a Trujillo, lleno de su proverbial humildad y vistiendo su bata blanca.

Sé que muchos de ellos han recibido sus merecidos funerales en la Universidad del Estado y algunos en el Colegio Medico, pero me siento aún inconforme con los reconocimientos.

Hemos perdido a muchas estrellas de la práctica médica.

¡Qué difícil nos ha sido sustituir a esa generación ejemplar!

Gran nostalgia me invade al recordar a estas luminarias y tomo el artículo como excusa para llamar a los jóvenes estudiantes de medicina y médicos que se están graduando a investigar quiénes fueron cada uno de ellos y beber de su ejemplo y de su sabiduría.

El Nacional

La Voz de Todos