Opinión

De salud y otras cosas

De salud y otras cosas

¿Somos padres malos?

“ Mami, tú si eres mala” afirmaba una inteligente niña ante el reclamo de la madre que de forma enérgica la mandó a bañarse.

(Inculcar hábitos de higiene).

Crear y criar hijos es imponer límites diarios, es ser antipático, es corregir hasta la saciedad y es, en fin, educar con el ejemplo.

Esta introducción viene por consecuencia de que observo cada vez con más frecuencia en la sociedad dominicana que “muchachos de familia”, como suele calificarse a los núcleos humanos de “alta moralidad”, metidos en infracciones a las leyes, cuando no en robos, asaltos, uso de drogas y otras travesuras.

Pero ¿de dónde viene eso? ¿Eso está en las raíces educativas o son los estímulos sociales negativos los determinantes de esas inconductas?

Hoy día es un padre malo el que exige: “¿Hacia dónde vas? -¿Con quién vas? -¿A qué hora vas a llagar? -No tienes edad para portar la llave de la casa. -Dime quiénes son tus acompañantes -¿Quiénes son los padres de esos muchachos? -Aquí que no me toquen bocinas. -Mis hijos hay que buscarlos y esperarlos en la sala para cerciorarme de con quien andan. -¡Quítese la ropa: usted. no va!

Un honorable ciudadano recordaba con orgullo que su padre lo hizo devolver un juego muy costoso que supuestamente se lo habían regalado (hábitos de honestidad y prevención de robo).

Una ejecutiva narraba que una vez en cuarto curso de primaria la dejaron dos horas en la dirección del colegio de castigo pues no llegó puntual a un acto dedicado a la bandera (puntualidad y valores patrios).

Recuerda una de mis pacientes -que está haciendo esfuerzos por dejar de fumar- el día en que su abuelo la castigó al sorprenderla fumando a escondidas cuando apenas tenia 13 años ( prevención

de hábitos tóxicos).

Un tío sabihondo me dijo: “No me gusta la juntilla con el muchacho de la esquina”, y en efecto su casa fue allanada pues se dedicaba a fraudes con tarjetas de crédito (seleccionemos y supervisemos con quien se juntan nuestros muchachos).

Mi abuelo era un hombre recto y sin embargo una vez me premió con mi paseo favorito porque pensando que me daría una pela le confesé que había falsificado una tarea escolar (premiemos la verdad, por dolorosa que sea).

Llegué a odiar a la tía Petra cuando eliminó los dulces del desayuno y el helado del almuerzo, a pesar de que mis vecinos hacían lo contrario (costumbres alimenticias sanas).

El proceso es largo, odioso, laborioso, pero si es así: sigan siendo “padres malos” que al final sus hijos y la sociedad se sentirán orgullosos de ustedes.

El Nacional

La Voz de Todos