Opinión

Degradación

Degradación

Una parte de la prensa no solo ha perdido su esencia transformadora y su sentido crítico, sino que se ha corrompido y degradado enormemente con el silencio cómplice, el accionar corrupto del Gobierno y del sector privado.

La proliferación de medios, sobre todo radio y televisión, para llenar sus espacios y hacer una programación, ha tenido que recurrir a elementos de muy bajo nivel profesional y cultural, lo cual ha degradado enormemente la comunicación social. (Muchos “comunicadores” no completaron el bachillerato).

Las vulgaridades que a diario se escuchan en la radio y la televisión no tienen límites. Usted y sus hijos pueden escuchar en la mañana, tarde o noche, palabras obscenas que rara vez se escuchan en los sectores más atrasados y marginados del país. El que no dice una palabrota, el que no ofende o insulta, no está a la moda, no vende, no obtiene rating.

La responsabilidad es de los dueños de los medios que permiten tales atrocidades, que parece no importarle la salud mental y cultural de la sociedad en la que viven.
Lo peor, lo más preocupante, es que no existe ninguna autoridad capaz de ponerle freno a la vulgaridad y la obscenidad que sufren los oyentes y los televidentes. No me refiero solo a los programas de comentarios o de panel, hablo por igual de los videoclips y de las “canciones” que se colocan cotidianamente.

La libertad de expresión y difusión del pensamiento debe tener sus límites. Libertad es una cosa, libertinaje es otra. La sociedad debe ser protegida por las autoridades. Las frecuencias de radio y de televisión pertenecen al Estado. Los representantes del Estado tienen la obligación de usar la ley para impedir la obscenidad y la vulgaridad en los medios.

El contenido de muchas bachatas, reguetones, dembow, etc., son insultantes, denigrantes, sexistas, embrutecedores, promueven el uso de drogas, alcohol y violencia de todo tipo, en especial contra las mujeres. Alguien desde el Gobierno debe evitarlo.

(Recuerdo cuando Balaguer prohibió, personalmente, algunos merengues por el doble sentido que entonces consideró dañinos. “Queda prohibido terminantemente “el guardia con el tolete”, no por el guardia, sino por el tolete”).
No busco ponerle una mordaza a nadie, ni evitar que los ciudadanos se expresen libremente como lo consagra la Constitución, pero la sociedad tiene que ser protegida de los desaprensivos que usan los medios para defecarse en ellos.

El que quiera ser obsceno, libertino, impúdico, incontinente verbal y sucio, desenfrenado, libidinoso, disoluto, crápula, perverso y crótalo, que lo sea en el patio, el excusado o la letrina de su casa, no en la radio y la televisión que escuchan y ven niños y niñas, adolescentes y adultos. Los medios están para educar, no para embrutecer. Muchos “comunicadores” se convirtieron en mercenarios y sicarios.

El Nacional

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