Semana

Demonios del Holocausto

Demonios del Holocausto

El 18 de diciembre, el gran diario madrileño El País insertó en su página 21 un reportaje descriptivo del doctor Josef Mengele, el más perverso criminal de guerra del III Reich que lideró el diabólico dictador Adolf Hitler.

El doctor Mengele dirigió un proyecto luciferino en el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau en Polonia, practicando métodos inhumanos a prisioneros judíos en intervenciones quirúrgicas sin anestesia, en procura de la quimera de obtener la alquimia para producir un hombre superior, que fue una de las varias locuras de Hitler.

El doctor Mengele extraía la piel de los prisioneros gitanos, alemanes enemigos del III Recih, dementes, incapacitados físicos, pero sobre todo a judíos, sin anestesia, para con ella construir pantallas de lámparas en vez de materiales sintéticos.

Nunca la historia tétrica de las torturas descendió tan profundo en los antros de la infamia y la depravación inhumana, de manera sistemática, con precisión quirúrgica deshumanizada y horrible, que aún hoy recordarla produce sensaciones mixtas entre abyección y estupefacción.

El doctor Mengele escapó luego del derrumbe del III Reich y el suicidio de Hitler en su bunker del Reistahg de Berlín el 30 de abril de 1945, y de cuando en vez desde entonces pinceladas noticiosas esporádicas en diarios y revistas se refirieren a este engendro mefistofélico y desertor de la humanidad.

El reportaje de El País sobre el doctor Mengele, en el que aparece sonriente con otros oficiales nazis del campo de exterminio de Auschwitz-Biirkenau, es a propósito de comentar el reciente libro del escritor francés Oliver Guez intitulado “La disparidad de Josef Mengele”, novela que le mereció un premio Renaudot, el segundo en importancia que Francia concede a escritores, luego del Goncourt.

Refiere Guillermo Altares, autor del artículo, que luego del Mossad capturar en 1960 en una operación de inteligencia en Buenos Aires, Argentina, al criminal de guerra coronel SS, Adolf Eichamnn, el doctor Mengele se esfumó del planeta como por arte de magia, evadiendo al parecer al Mossad en Argentina, Paraguay y Brasil, donde se afirma, sin comprobación, “que pereció ahogado en 1979”.

En un libro sobre la abyección del doctor Mengele, los escritores Gerald L. Posner y John Ware, incluyen la supuesta tumba y la alegada calavera del doctor Mengele, “sepultado” en Sao Paulo, Brasil, abierta el 6 de julio de 1985, donde residía, y supuestamente terminó su miserable existencia.

Pocos han aceptado verídica la tumba, la clavera y el deceso del doctor Mengele, inclusive el Mossad, siendo la versión más coherente y correcta que todo se trató de una treta para despistar al Mossad y al Centro de Documentación Judía creado en 1947 por Simón Wiesental en Linz, Austria, del más degenerado criminal de guerra del III Recih, y que el doctor Mengele aún vive escondido y modificados su rostro e identidad.

Eichmann fue secuestrado por el Mossad por informaciones suministradas por Wiesenthal, transportado en secreto hasta Israel en un avión de El Al-British, donde fue juzgado y ejecutado, el único criminal de guerra nazi por el Estado de Israel, deslizándose de las manos expertas y famosas para incurrir en atrocidades del Mossad, fundado en diciembre de 1949 por Reuven Shiloah, decenas de criminales de guerra que viven tranquilos, sin el Mossad demostrar sus enormes destrezas para repetir la hazaña de capturar a Eichamnn, identificar sus direcciones y la Cancillería israelí proceder a formalizar la tramitación de extradición, o simplemente proceder expeditivamente.

Simón Wiesenthal, sobreviviente de varios campos de exterminios nazis, el último Mauthausen donde lo rescataron los Aliados luego de la rendición de Alemania, y que perdió a 89 familiares en los campos de concentraciones, identificó el paradero de 1,100 criminales de guerra nazis que fueron conducidos y condenados por los tribunales.

Esa operación de secuestro de Eichmann que se llamó Operación Garibaldi, quien junto al protervo Henrich Himmler crearon la mefistofélica solución final en la Conferencia de Wansee, suburbios de Berlín en 1942, para exterminar todo vestigio semita en Europa, causó grandes protestas mundiales contra el Estado de Israel por violación de la soberanía de Argentina, y una tímida reacción del presidente Arturo Frondizi, que frenaron el propósito del Estado judío repetir con otros criminales de guerra nazis, hasta hoy.

El Mossad sabe los nombres y localizaciones de los criminales de guerra nazi Sandor Kepiró, acusado de asesinar 1,200 judíos, gitanos y serbios en Yugoslavia, fallecido Iván Kalyneon, Soren Kam, Adam Nagorny, guardia del campo de exterminio de Treblinka I; Albert Heum, Alois Brunner, brazo derecho de Eichamann; Albert Heimer, Gerhard Sommer y otros tantos escapados, escondidos, protegidos por Alemania, Canadá y Estados Unidos.

Las osadas operaciones del Mossad, como el rescate de los prisioneros hebreos en el aeropuerto de Entebbe en la Uganda del criminal mastodonte Papasito Idi Amín Dada, se diluyeron, y solo son eficaces para apresar y liquidar a dirigentes palestinos, sirios o iraníes, reduciéndose su universo persecutor a los criminales nazis a los condenados a prisión o ejecutados por el Tribunal Internacional de Nuremberg al concluir la II Guerra Mundial, el ahorcamiento de Adolf Eichmann y otras capturas de menudencias, no a los grandes criminales vivientes.

¡Cuánto fiasco y decepción de la sociedad israelí y de la humanidad por ausencia de ejemplarizar con condenas extremas a la barbarie más espeluznante y abyecta que conoce la historia a las inmundicias humanas que sobrevivieron al más infame horror que aún pervive en la memoria universal con trágicos trazos pesadillescos indelebles!

El Nacional

La Voz de Todos