Deportes

Deporte Profundo

Deporte Profundo

El voleibol es deporte de paz
Acaba de concluir con éxito el torneo de la Liga Superior de Voleibol Femenino organizado por la Asociación del Distrito Nacional y que contó con el respaldo
de la Federación y su Programa de Selecciones Nacionales.

El experimento no podía tener un final más feliz con el Pabellón Ricardo -Gioriver- Arias repleto de público y en acción las dos más conspicuas representantes de la nueva generación de las Reinas del Caribe, como Brenda Castillo y Brayelín Martínez, al lado de dos pioneras de ese grupo como Annerys Vargas Valdez y Priscilla Rivera.

Dos series de post temporada que se fueron al límite, todos los partidos transmitidos por televisión, y un respaldo del público que fue creciendo con las incidencias del mismo evento, fueron ingredientes que contribuyeron a que la culminación adquiriera la categoría de espectáculo.

El público se deleitó y el voleibol comenzó
a trillar un camino que podría llevarlo a una posición privilegiada como el deporte número 1 de la familia dominicana, tal y como propugna la Federación Internacional (FIVB) entre sus metas principales.
El voleibol, como disciplina en la que no existe contacto físico y donde no hay más rudeza que la presente en los remates, es promovido por sus rectores como un instrumento de paz.
En nuestra actual sociedad en la que abundan  la violencia y las reacciones atolondradas, este deporte puede ser asimilado como hijo adoptivo por todas las instituciones oficiales y privadas interesadas en la solución del grave problema que nos afecta.

Recuerdo que en el año 2009, durante el Congreso de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Voleibol (NORCECA) celebrado en Antigua Guatemala, me tocó acompañar al entonces presidente de la FIVB, el chino WeiJizhong, en la ceremonia donde fue declarado por las autoridades guatemaltecas como “Embajador de la Paz” y al efecto fue invitado a depositar una flor blanca en el monumento localizado en el patio interno del Palacio Nacional que conmemora el fin de la guerra interna de ese país.

Corresponde ahora a quienes dirigen el voleibol dominicano aunar esfuerzos para mantener vivo el acontecimiento que acaba de ocurrir y abonar sobre el mismo para promover su crecimiento sin menoscabo de la calidad de los equipos y acorde con las circunstancias que se vayan dando en el devenir del tiempo.

La situación del voleibol se parece a la de aquel personaje al que le entregaron todos los billetes de la lotería y por tanto la seguridad del premio gordo. Si quienes lo manejan comienzan a botar los números, el bingo lo pueden cantar en otro lado.

Estamos en presencia de una verdadera gallina que pone huevos de oro. Cuidémosla y esperemos con paciencia sus productos.

El Nacional

La Voz de Todos