Opinión

Desatinos del procurador

Desatinos del procurador

La prisa y la ligereza del procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, al desestimar la denuncia-querella formulada contra el expresidente Leonel Fernández y compartes, fue decepcionante. No hubo un estudio ni se requirió la presencia de alguna persona para realizar una pesquisa y ponderar los méritos del sometimiento.

 Mucha gente pensó que Domínguez Brito era un “astro con luz propia” para aspirar a dirigir los destinos del país, pero su actitud de prosternación lo descarta y lo sepulta para ser un ente deliberante en materia política y judicial.

 A varias personas he escuchado que tenían otro criterio del máximo representante del Ministerio Público, toda vez que no guardó las apariencias para despacharse archivando la denuncia-querella interpuesta por Guillermo Moreno. Se trataba de un expediente que tenía consignadas violaciones de tipo penal.

 Se pretendió que la querella sólo se refería a la culpabilidad o no del cuantioso déficit fiscal, cuando la verdad es que se fundamentaba en crímenes y delitos relacionados con el desfalco, la prevaricación y la sobrevaluación de obras del Estado.

 Desgraciadamente, la conducta de Domínguez Brito clausura cualquier vía para combatir los actos de corrupción del gobierno de Fernández. La objeción intentada contra el archivo definitivo de la querella contra el senador Félix Bautista, no es más que un simulacro de mal gusto.

 El expresidente Fernández construyó una gran malla en el Poder Judicial, para que ni él ni sus servidores fueran tocados. Expresar públicamente que “yo soy un hombre del presidente” y “yo respeto mucho al expresidente Fernández”, invalida al procurador general como juez de la querella.

 También fue desafortunada su decisión de revocar el archivo del expediente contra el senador, Amable Aristy Castro, pues genera la idea de un revanchismo político que aplica una persecución selectiva.

El Nacional

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