Opinión

Despedida al 2012

Despedida al 2012

Envuelto en añoranzas, sombras y quejidos, perplejo y atónito, te decimos hasta siempre 2012. Fuiste generoso para muchos y para tantos que soñaron un despertar menos traumático, pavoroso, marcaste huellas indelebles, sufrimientos, tormentos difíciles de renegar, aunque algunos pudieron superarse, pero jamás olvidarse.

Te vas, cual culminación amarillenta, dejando arropado en el espanto, el hambre, la lejanía, la marginalidad social, el infortunio, enfermos algunos, otros cercanos a la inexorable muerte, el oprobio de la indigencia, frustración, el aislamiento,  falta de solidaridad, amor y oportunidades en República Dominicana y otras naciones.

La vida se desnaturaliza en ocasiones por el abismo entre ostentadores, y por el ausentismo de una verdadera igualdad que solo se escribe en códigos, retórica, papeles, leyes, Constitución y tratados, pero en la realidad existencialista, es letra muerta y una inmensa letanía.

¡Cuántas situaciones inauditas, vicisitudes, lágrimas, pesares  han ocurrido en los cinco continentes y en nuestro país! Muchas han sucedido en el transcurso del año que termina, y también algunas alegrías, triunfos y anhelos consumados, por muchos ciudadanos, ciudadanas e instituciones privadas laboriosas, y  debemos decirlo. ¡Hasta siempre! Adiós 2012, porque si volvieras, jamás me encontrarías.

 En pocas horas llegará el 2013, Las campanas resuenan con vítores sagrados. A los corazones humanos les activa el tic tac; los dominicanos y dominicanas  hacemos conjeturas,  tenemos sueños, anhelos, nos abrazamos, vertimos lágrimas, futuro,  aunque ello es una incógnita, ya que la confianza, unidad en propósitos comunes, sin el personalismo ni yoísmo,  ideales nobles en pos del bien común, sin felonía, coraje, y, ante todo y sobre todo, la fe en Jesucristo.

Debemos ser optimistas, con actitud firme, hacer esfuerzos, superarnos y lograr metas.

Los dominicanos y dominicanas que tenemos ideas tallados en la moral, pensamos en ofrecer un giro positivo a la nación, ayudar a nuestro nuevo mandatario y mantener el optimismo. En el 2013 y más allá, tenemos que retomar los valores que son invariables, y ahí están el patriotismo, la honestidad, dignidad, virtud, el honor, nuestros símbolos patrios, pues nada se logra sin trabajo, sanas y leales intenciones y  necesitamos un país unido, ordenado, civilista, no un libertinaje e irrespeto.

Dominicanos, levantemos el optimismo, la esperanza. Bienaventuranza a todos con la salud y serte, sin desmayar jamás, buscando inspiración en la inquietud de San Pedro, al preguntarle al maestro: “¿Cuál es el milagro más difícil de conseguir? Y el redentor le respondió: “El milagro más difícil de conseguir es hacer que la gente tenga fe”. Vale la pena ser optimista, ha sido un año de muchas experiencias. Todo requiere esfuerzo, pues, al decir de Gward: “el pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambie, el realista ajusta las velas”. Quienes tenemos fe y optimismo no estamos solos. El optimismo es valor, solidaridad y palabras que se deben eternizar. Bienvenido 2013.

El Nacional

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