Opinión

Detalles

Detalles

La tempestad.-

Desde mediados de semana los medios de comunicación están difundiendo las preocupaciones de importantes grupos empresariales del país sobre la crisis postelectoral y su negativo impacto en la economía.

Tienen razón nuestros empresarios: orden y tranquilidad son condiciones imprescindibles para la expansión de la economía; pero, asimismo, esa tranquilidad tiene sus propias precondiciones: ley y justicia.

El tema fue resumido de manera simple, pero magistral, hace casi un siglo y medio por Don Benito Juárez al decir: “Entre los individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

La actual tormenta post electoral se ha originado porque los candidatos del PLD, en alianza con los funcionarios de las juntas electorales municipales que son a su vez miembros y dirigentes del mismo partido, están acomodando actas y escamoteando votos dondequiera que la diferencia con los aspirantes de la oposición les es adversa y de reducido margen.

En este propósito hay una coincidencia entre los intereses individuales de los candidatos locales y la estrategia nacional de Danilo para lograr “! mi congreso !”.

Ahora bien, ¿por qué ha estallado con tan fuerte y similar ira esta oleada de protestas en decenas de municipios del país?, simplemente porque los candidatos locales de la oposición tienen copias de actas electrónicas y manuales donde han comprobado unos números tan disparatados que obligan a rebelarse.

Pero también porque esos aspirantes vieron impotente, el día de las elecciones, la compra sistemática de cedulas y la entrega masiva de dinero a pobre gente capaz de venderlo todo por 500 pesos. Todo ocurrió a la luz del día y delante de las autoridades militares y electorales con absoluta impunidad.

Más aun, estos hechos son también relatados en crónicas y editoriales de los medios como cosas normales y pequeñas. Ese radical desbalance entre lo vivido en carne propia por la oposición y la prédica falso pacifista de algunos empolvados, contribuyen también a estos estallidos populares frente a una autoridad electoral que se siente “apoyada”, pero cuya credibilidad general se ha ido irremisiblemente a pique por las fétidas corrientes sobre alcantarillas marginales.

El Nacional

La Voz de Todos