El próximo lunes, 7 de enero, es el Día del Poder Judicial. Indudablemente, a partir de 1978 se han producido importantes avances y transformaciones en muchos aspectos y en otros, faltas, dígase y piénsese lo que se piense. Tenemos en nuestro más alto tribunal, en cortes y en juzgados, verdaderos jueces y algunos fiscales que mantienen inalterable moralidad y admirable independencia.
Presiones, amenazas, irrespeto, se han visto, y sentencias son objetadas rabiosamente, dándose a la publicidad sin conocerse los fundamentos y motivaciones por algunos superiores, quienes, en vez de esperar el fallo pertinente, para que el o los tribunales de alzada emitan sus veredictos, algunos- aunque lo nieguen-, también reciben presiones y sugerencias. Algunos, superiores, en vez de corregir, ofenden con señalamientos hirientes, debiendo cambiarse esa metodología.
Muchos Jueces y hasta fiscales, reciben expedientes mal instrumentados, y los que lanzan andanadas contra determinadas decisiones, olvidan que las pruebas pesan más en la balanza de la justicia que en los más elocuentes discursos, decía Ben Johnson.
Es indignante y penoso que en pleno siglo 21, con tantas transformaciones judiciales positivas, todavía se cometen desacatos e incumplimientos de sentencias, conociendo quienes lo hacen, las sanciones penales de que pueden ser objeto, reparación de daños y perjuicios, hasta destituciones, sin importar rangos, comprometiendo con este accionar ilegal, al Estado, civilmente.
Tenemos personas todavía en las mazmorras carcelarias, no obstante la libertad ordenada, tratándose de hacer daño injustificado a jueces, a empleados laboriosos y humildes, con investigaciones y travesuras, prepotencia, inventos de tratar de herir dignidad.
Todos los integrantes del Poder Judicial tienen que hacerse respetar, uniéndose para neutralizar injerencias, caprichos e intereses.
Linares Quintana decía, que el poder Judicial está en pie de igualdad con los poderes Ejecutivo y Legislativo, y que la Suprema Corte es tan suprema como los organismos del Estado.
El caso del Juez de la pena se San Cristóbal, doctor José Ignacio Medrano, recién suspendido, se debe a intrigas del actual procurador de la Corte de San Cristóbal, quien pretende que se nombre un juez incondicional a él para manejarlo a su antojo. Felicitamos a todos los abogados de mi pueblo por las declaraciones vertidas el viernes. Estamos a su lado, queridos colegas, en respaldo al juez Medrano.
El caso de dos fiscales de San Pedro de Macorís no es una conquista contra situaciones judiciales, y debe investigarse mejor, sobre todo la fiscal adjunta, quien tenía una gran labor realizada en contra de la delincuencia y el crimen. Han tratado de condenarlos moralmente junto a otros, antes de ser Juzgados. Ella iba a ser nueva procuradora fiscal de allí.
Exhortamos a nuestra justicia a continuar avanzando. La justicia se defiende con la razón, no con el odio ni las armas, decía Juan XXIII, y Aristóteles refería: El árbitro considera la equidad; el juez la ley.
